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Capel y Navas coronan al Sevilla

La mayor pegada y disciplina defensiva andaluza se impusieron al mejor fútbol rojiblanco Los canteranos firman los goles del triunfo frente a un Atlético que se queda sin doblete

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Los más de 30.000 aficionados del Sevilla lanzaron las bufandas y sombreros al viento del Camp Nou para celebrar su quinta Copa del Rey. Un título muy especial para los andaluces, ya que llevará la dedicatoria a Antonio Puerta. Los hispalenses se impusieron en un partido emocionante y bronco. Los de Nervión se aferraron al tempranero gol de Capel, a un orden táctico magistral y a un Palop extraordinario para superar a un voluntarioso Atlético, que al final también encajó otro tanto de Navas. Los rojiblancos pusieron el fútbol y no merecieron un castigo tan grande, pero se toparon con la disciplina castrense de un rival con mucho oficio.

Con este título Antonio Álvarez pone el broche de oro a una temporada complicada en la que debió sustituir a Manolo Jiménez, reflotar a unos apáticos jugadores y clasificarlos para la previa de la Liga de Campeones. En un ambiente sensacional, con un Camp Nou casi lleno, la tensión de los duelos entre 'colchoneros' e hispalenses también estuvo presente. Ambos equipos llegaban creyéndose favoritos. Los madrileños, por su reciente título europeo y el mayor peso de sus vitrinas; el Sevilla, por la mejor clasificación liguera en los últimos años.

Los rojiblancos salieron con su once de gala. Los mismos hombres que derrotaron al Fulham con la única modificación de Tiago en lugar de Raúl García en el centro del campo. El Sevilla también salió con toda su artillería disponible, con la buena nueva de la presencia de Negredo tras el perdón del Comité de Competición.

El inicio fue trepidante, como corresponde a una final copera. El Atlético salió al ataque y pronto dio un aviso a Palop. Sin embargo, el Sevilla fue más certero y Capel superó a De Gea a los cinco minutos al recoger un balón suelto en la frontal que golpeó maravillosamente. Pero el Atlético, quizás por la confianza que da tener ya un título a las espaldas, no se puso nervioso ni perdió la compostura. Se hizo dueño del balón y buscó la portería de Palop. Buenas intenciones que no llevó a la práctica con demasiada solvencia. El partido se jugaba en el campo hispalense, que con una táctica defensiva de hierro levantó un muro infranqueable para los madrileños.

Conservadores

Poco a poco, los de Álvarez se refugiaron tan atrás que se olvidaron de atacar. Como único dueño del balón, apareció el Atlético, que empezó a disfrutar de ocasiones. Forlán se sacó un zambombazo que obligó a lucirse al guardameta sevillista. Después, un error del cancerbero a la salida de un córner estuvo a punto de significar el empate, pero Agüero no acertó con el cabezazo. Aunque para pifias la de Perea. El colombiano fue el mejor atacante del Sevilla. El central rojiblanco, todo un manojo de nervios, puso en bandeja el gol a Squilaci al tropezarse cuando despejaba. Esta vez De Gea solventó el enredo.

El peligro sevillista sólo tenía un nombre: Navas. El extremo hispalense monopolizó el juego ofensivo de los suyos encarando una y otra vez y trazando diagonales endiabladas. Kanouté era el referente en los balones largos, pero apenas aportó nada más. Negredo, menos aún.

Pero los de Álvarez tenían la lección bien aprendida. A las triangulaciones más que decentes de los rojiblancos respondían con faltas. Con el paso de los minutos el choque se trabó. El Atlético buscaba desesperadamente la magia del Kun, bien tapado por Escudé y Squilaci, o de Reyes, demasiado individualista.

En la segunda mitad no cambió el guión hasta que empezó a aparecer el cansancio. Entonces el choque se rompió. Paradójicamente los síntoma de agotamiento no se produjeron en el Sevilla -equipo que corría persiguiendo el balón- sino en los madrileños que acusaron ser el equipo con más partidos de Europa. Quique se dio cuenta y oxigenó el centro del campo con Raúl García y Jurado. Sin embargo, el campo era cada vez más largo y los hispalenses lo aprovecharon. Capel, inadvertido tras el gol, volvió a subir la banda izquierda. Aunque la ocasión más clara la tuvo Negredo con un mano a mano ante De Gea que el canterano rojiblanco resolvió de manera sensacional para mantener con vida a los suyos y poner en un aprieto a Del Bosque.

Los nervios estaban a flor de piel y se dejaron notar en una jugada que acabó con tángana entre jugadores y ambos banquillos. El pequeño altercado nada trastocó el juego. El Atlético lo siguió intentando sin éxito y vio cómo Navas, en el tiempo de descuento, sentenciaba el choque con el segundo gol.