ESPAÑA

Zapatero dice que con el ajuste piensa en el futuro de España, no en el suyo

El Gobierno insta a los sindicatos a que no vayan a la huelga general y den una «respuesta proporcionada» al recorte

SANTANDER / MADRID. Actualizado: Guardar
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José Luis Rodríguez Zapatero aseguró ayer que cuando decidió aplicar el drástico recorte del gasto social pensó en «el futuro» de España, no en el suyo. El jefe del Ejecutivo afirmó que las medidas de ajuste son imprescindibles para el país, y eso es más importante que «cualquier otro futuro político y personal».

Zapatero, como todos los socialistas, saben que el plan tendrá un alto coste electoral, pero se mostró dispuesto a asumirlo. «Hasta cierto punto es entendible» que las medidas contra la crisis que anunció el miércoles en el Congreso tengan «un impacto en las encuestas y en el respaldo» al Gobierno y al PSOE, pero insistió en que su «responsabilidad» es ponerlas en marcha.

El jefe del Ejecutivo hizo estos comentarios tras la cumbre Unión Europea-México, celebrada en la localidad cántabra de Comillas (Cantabria). Indicó que recortar el déficit es «imprescindible» para España y su futuro «inmediato». Y el camino, añadió, pasa por las medidas anunciadas, aunque sean «difíciles y duras». Zapatero defendió con ahínco una de los ajustes más polémicas, la congelación de las pensiones, y garantizó que van a mantener «su poder adquisitivo en esta legislatura». Para despejar dudas, hizo unos cálculos que no convencerán a muchos: en 2009, explicó, las pensiones subieron un 2%, mientras la inflación aumentó un 0,8%, por lo que «se van a revalorizar en 2010 con respecto a la inflación de noviembre y no se van a revalorizar en 2011».

El presidente del Gobierno, no obstante, dijo entender, y «es lógico», que ante el recorte social «una parte de la ciudadanía exija explicaciones, todas las explicaciones». Entre los que las van a pedir están las centrales sindicales, un aliado estratégico de Zapatero en esta legislatura.

El jefe del Ejecutivo siempre ha presumido de la paz social como uno de sus grandes méritos políticos, pero ese logro está en peligro ahora si los sindicatos convocan una huelga general en respuesta al plan de ajuste. A Zapatero le inquieta esa perspectiva. Tiene grabadas a fuego las que soportó Felipe González y en sus seis años de mandato se ha empleado a fondo para tener una relación fluida con las centrales sindicales. El presidente teme, sin embargo, que las buenas relaciones no impidan la convocatoria de una huelga general.

La Moncloa se ha tomado el paro del 2 de junio de los trabajadores públicos como un aviso que puede desembocar en una convocatoria nacional, pero Zapatero no ignora que una huelga general puede ser la puntilla al mal momento que atraviesan los socialistas, el peor, según confiesan ellos mismos, desde que están en el Gobierno. Con la intención de voto al PSOE más baja que nunca, la valoración de Zapatero por los suelos y las negras perspectivas para las autonómicas y municipales de dentro de un año «sólo falta la huelga», comenta un influyente dirigente del partido gubernamental.

Ante estas perspectivas, el titular de Fomento aprovechó ayer un acto con las Juventudes Socialistas en Toledo para dar el primer aldabonazo preventivo y solicitó a UGT y CC OO que den «una respuesta proporcionada» al recorte de gasto social.

Blanco pidió mesura y responsabilidad a los sindicatos porque no pueden olvidar que «hay mucha gente en paro» y los que tienen un empleo, en vez de hacer huelga, deberían ser solidarios y «contribuir de forma equitativa» al reparto de esfuerzos para salir de la crisis. Pero el número dos del PSOE tenía un segundo objetivo, no permitir que el líder de la oposición rentabilice el descontento social por las medidas. Recordó que mientras Mariano Rajoy estuvo en el Gobierno se congeló el salario mínimo, las pensiones y el sueldo a los funcionarios pese a que entre 1996 y 2004 se disfrutó de una etapa de bonanza económica. «Lo que más me revuelve el estómago -dijo- es ver a Rajoy poniéndose el disfraz de Robin Hood» con estos antecedentes en su gestión gubernamental.

Blanco no fue el único miembro del Gobierno que arremetió contra el presidente del PP. El titular de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, sostuvo que al líder opositor «la crisis le importa un bledo» y lo que hace es «utilizarla para desgastar al Gobierno» y así ganar las elecciones.