CÁDIZ

Zona Franca rescata el proyecto para levantar un molino eólico a la entrada de la ciudad

El Consorcio presenta el informe a Industria, Medio Ambiente y Autoridad Portuaria para instalar la torre cerca del club náutico

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Segundo intento. El Consorcio Zona Franca ha retomado su proyecto para instalar en el recinto fiscal de Cádiz un molino eólico. El aerogenerador se ubicará a la entrada de la ciudad por el puente Carranza, entre los muelles de Ribera y Poniente, junto al complejo náutico de Elcano. La dirección del Consorcio ha elevado recientemente el anteproyecto y la documentación técnica a la delegación provincial de Medio Ambiente, a la Autoridad Portuaria y al Ministerio de Industria.

En este informe se incluye la posibilidad de levantar el molino tanto en el agua, a unos 80 metros de la orilla, como en el suelo de la dársena. Toca ahora a las administraciones implicadas evaluar el impacto y la viabilidad de la inversión. La energía eléctrica que se genere irá a parar a la subestación de Puntales y la previsión inicial es que se obtengan entre 2 y 4 megavatios, el equivalente al consumo eléctrico de unos 1.470 hogares.

Está previsto que la torre eólica tenga una altura de 120 metros, de los que 80 corresponden a la estructura principal y el resto a la envergadura de las tres hélices. Su instalación a la entrada de Cádiz competirá en altura con el pirulí de Telefónica y con las dos torres de electricidad de Sevillana. La presencia del molino cambiará la fisonomía de la trama urbana, igual que lo hará el trazado del segundo puente de la Bahía. El molino eólico podría pesar unas 60 toneladas. El delegado de Zona Franca, José de Mier, sostiene que a la segunda va la vencida, «aunque son los técnicos quienes confirmarán su viabilidad».

La iniciativa que ahora cobra fuerza no es nueva. Surgió en septiembre de 2007, amparada por el fuerte desarrollo que experimentaban entonces las energías renovables. Zona Franca entró de lleno en esa fecha en el negocio de la energía fotovoltaica con la instalación de paneles solares en los tejados de las naves del polígono. El Consorcio abría así la puerta a la creación en la capital de un complejo industrial dedicado a las energías alternativas y ofrecía suelo a las empresas especializadas para su implantación. Fue entonces cuando Zona Franca apostó por los molinos de viento. El delegado en Cádiz, José de Mier, anunció un ambicioso proyecto para generar electricidad a través del movimiento del viento. Lo sorprendente de la iniciativa es que la torre estaría integrada en el paisaje urbano de la ciudad. Surgieron entonces las dudas y las preguntas. Zona Franca resolvía la incertidumbre vinculando su proyecto al Bicentenario y aclaró que el molino eólico sería un nuevo icono de la arquitectura y un monumento a la energía alternativa. La dirección de Zona Franca se sacaba un as de la manga y desvelaba además que el arquitecto inglés Norman Foster se encargaría del diseño de molino. El arquitecto y sus socios se han caracterizado siempre por imprimir a su obra un marcado sello industrial. Zona Franca quería dejar de esta forma su impronta en la celebración del Doce.

Un equipo de colaboradores de Foster visitó Cádiz en 2008 para tomar notas y elaborar el borrador. A mediados de año, Zona Franca desistía de esta inversión debido a las condiciones que ponía el arquitecto para su actuación. El equipo de Foster planteaba la torre, pero además incluía la reordenación del entorno. Esta exigencia disparaba los gastos. De Mier anunció a final de 2008 que la crisis y el elevado coste del proyecto obligaban a su paralización.

El delegado de Zona Franca adelantó ayer a este periódico que nunca tiró la toalla con este asunto y aguarda el informe de impacto ambiental para su puesta en marcha.

Detrás de la instalación de un nuevo icono en la ciudad de Cádiz hay un proyecto energético. La instalación de la torre eólica en la dársena de Zona Franca forma parte de un proyecto más amplio del recinto fiscal, que llevaría a un relleno en los muelles para abrir en esa zona un embarcadero. Esta instalación deportiva generaría parte de los ingresos que servirían para sufragar la inversión que necesita el proyecto y que aún no ha cuantificado Zona Franca.