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Y tú más

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Nadie defiende su inocencia, pero ataca la culpabilidad de sus rivales, que es más fácil de probar. Si se hubiera mantenido la costumbre romana de que los candidatos vistieran túnica blanca, como símbolo de su inmaculada conducta, aquí nuestros políticos no ganarían para el tinte. «Hay una manera de cobrar no legítima», ha dicho Esperanza Aguirre, refiriéndose a José Bono, bruscamente enriquecido por su acreditada capacidad para quedar bien con todo el mundo, a condición de quedarse con la gratitud de todos. ¿Cómo ha conseguido este señor su patrimonio? Sabemos que tiene una cabeza importante, tanto por dentro como por fuera, pero admitiendo que no tenga un pelo de tonto y que no ha sido agraciado por la bonoloto, subsiste la intriga acerca de su fortuna.

Es de todos sabido que trabajar dista mucho de ser el mejor camino para hacerse rico. En cambio parece que lo es aconsejar a los trabajadores o pronunciar discursos. Ahora se ha entablado una desleal competencia entre los partidos, que se arrojan unos a otros golfos presuntos. Ambas organizaciones mayoritarias pueden salir descalabradas. ¿Qué pasará al del peluquín si se sigue hablando de su dinero? También pueden despeinarse si corren malos vientos los señores Cobo y Costa. Hay enemigos pequeños, pero no hay envidiosos de menor cuantía: todos muerden. Por eso dijo Quevedo que la envidia está flaca, porque muerde y no come.

Ha vuelto la investigación sobre el vestuario de don Francisco Camps, el Petronio valenciano. Unos y otros utilizan sus respectivos implicados como líderes arrojadizos, pero lo de la indumentaria es bastante grotesco. Entre sastres no se cobran las hechuras. Y menos ahora que Su Santidad el Papa Benedicto XVI ha confirmado que la Sábana Santa nos ofrece exactamente la imagen del cuerpo de Jesús de Nazaret.