Acceso al local comercial que ha originado el litigio y la interrupción del derribo de la vieja tribuna del estadio. :: ÓSCAR CHAMORRO
CÁDIZ

Una laguna llena de dudas

Todos los consultados hablan de errores y descoordinación pero eluden señalar culpables: «Que lo arreglen cuanto antes» Comerciantes, consumidores y vecinos lamentan el parón en los trabajos del Carranza

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Para todos los que residen en la capital gaditana y aportan a las arcas municipales, la obra de construcción del nuevo estadio Ramón de Carranza es la mayor inversión municipal del ejercicio económico. Es la más costosa obra de todas cuantas se asumen con dinero público municipal.

Pero, además, para comerciantes o vecinos, este proyecto es una ilusión, una esperanza de mejora o una molestia cercana. Unos y otros, aficionados al fútbol o no, se sienten afectados por una iniciativa que mueve casi 40 millones de euros y que, según advirtió el sábado el Ayuntamiento -como promotor y responsable-, está prácticamente paralizada. La causa de ese parón es el litigio que mantienen el club que utiliza el estadio y la empresa Gol 3000, que explotaba una tienda de recuerdos en los bajos.

Las dos partes no han alcanzado un acuerdo para realojar ese pequeño establecimiento y la consecuencia es que la obra está parada. El derribo no puede continuar. Los plazos de finalización son una incógnita y los costes finales (sometidos a cargos por retrasos) tampoco están claros.

El mayor proyecto municipal está empantanado en mitad de La Laguna. Vecinos, consumidores y comerciantes analizan el contratiempo, de consecuencias aún por determinar, con una postura común: al margen de las responsabilidades, urge reactivar la obra y su frenazo es una chapuza, un fracaso colectivo que hay que remediar cuanto antes.

«Mala planificación»

El responsable de la Federación de Consumidores y Usuarios (Facua) en Cádiz remonta su análisis al origen del proyecto: «Que un estadio de fútbol sea la máxima inversión municipal de una ciudad ya nos parece algo realmente lamentable», asegura David Cifredo.

El presidente del colectivo afirma que «al margen de esa consideración, que puede depender de criterios personales, que la obra quede frenada por un desacuerdo como el que se ha registrado demuestra mala planificación. Que un acometido así se detenga a la mitad del derribo, con las incidencias que eso supone, deja claro que alguien ha hecho las cosas mal».

Cifredo asegura que las noticias sobre la complicación de la obra del estadio le provocan nuevas preguntas: «¿Quién firma los acuerdos de explotación de un edificio que es municipal? ¿Quién tiene la responsabilidad sobre ese local en un recinto público?».

«Perdemos clientes»

Salvador Muñoz, presidente de la Unión de Comerciantes, lamenta el parón de las obras porque «muestra una descoordinación total. Hay tres partes implicadas y no sé de quién será la responsabilidad, pero es un contratiempo. Este frenazo paraliza multitud de cosas. El fútbol mueve mucho en esa zona y es uno de motores económicos de La Laguna. Si hay retraso, no sólo pierde el Cádiz, perdemos todos, perdemos clientes. Nos preocupa mucho, sin entrar en culpables, porque el empresario que explota la tienda también tiene sus derechos y está en su papel de defenderlos».

Afectados en primera línea

José Piñeiro es el presidente de los comerciantes afectados de manera más directa, los de la Asociación de La Laguna-Paseo Marítimo. Admite que el parón «puede traer problemas» y sin entrar en el reparto de responsabilidades, pide «que se aceleren las negociaciones para reactivar las obras».

También se declara «muy decepcionado con la Zona Franca, que nos prometió crear en uno de los fondos una zona comercial e, incluso, ofrecernos una nueva sede». A pesar de «ese palo», Piñeiro dice que sus socios están «ilusionados con el proyecto del nuevo estadio», por lo que se consideran «afectados» por cualquier incidencia en la obra.

Rafael Barberi, representante de los vecinos de La Laguna, se declara «a la espera de una solución. Las obras siempre son una molestia. Y si está parada esas incomodidades pueden durar más para los que viven cerca». Con todo, matiza que no ha recibido ninguna queja especial de los vecinos que viven junto a los trabajos: «Todos sabemos que las obras que se anuncian para 18 meses, al final duran más de dos años, pero esperamos que los retrasos no vayan más allá». Respecto a los responsables del frenazo, no entra: «Todos tienen sus derechos, el Ayuntamiento, el club y el responsable de la tienda. Tienen que ponerlos en común».

Ignacio Moreno Aparicio, presidente del Ateneo Gaditano, uno de los foros de debate ciudadano más activos en Cádiz, también evita entrar en «las responsabilidades» o «el fondo, porque habría que conocer los detalles».

Con esa prudencia, asegura lamentar «el embrollo» en el que parece haberse convertido la obra e, incluso, se plantea su conveniencia: «Aunque sea un proyecto respetable, creo que no era el momento de emplear esa inversión en un proyecto de esas características, con las necesidades que tiene la ciudad. En cualquier caso, doctores tiene la Iglesia y ése ha sido el criterio de nuestros dirigentes políticos».