Las cocheras del edificio colindante están debajo de una parte del antiguo pabellón. :: ÓSCAR CHAMORRO
CÁDIZ

La obra del Portillo se reanuda sin el acuerdo con los dueños de los garajes colindantes

El Ayuntamiento apuntalará el muro que limita con los aparcamientos y trasteros de unos propietarios particulares

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La obra del nuevo pabellón Portillo se reanudó ayer, a pesar de que no se logró llegar a un acuerdo con los dueños de los garajes que limitan con las instalaciones deportivas. Aunque todavía no había maquinarias, la empresa constructora, San Miguel, comenzó los preparativos para apuntalar el muro medianero, que separa los garajes del terreno del pabellón, y proseguir con las labores.

Queda todavía mucho por hacer porque, prácticamente, lo único que se ha terminado es el derribo. La obra estaba pautada para 18 meses y arrancó en septiembre de 2008, es decir ya tenía que estar terminada. Sin embargo, falta todavía más de un año de labor. «De todas formas, mientras tanto, hemos aprovechado para hacer los estudios arqueológicos y topográficos», explicó el arquitecto, José Ángel González.

El proyecto ha estado plagado de tropiezos. Cuando comenzó el derribo hubo que pararlo porque los operarios de la obra se dieron cuenta de que, en la antigua zona de musculación, una familia se había construido una vivienda. El caso se complicó ya que el hombre, que estaba en precario (sin siquiera tener un contrato de luz o agua), exigía una nueva vivienda y además, el espacio pertenecía a la Diputación. Hubo que hacer una cesión desde la institución provincial y buscarle un nuevo hogar a la familia.

Más tarde, apareció un nuevo problema: parte del antiguo pabellón se asentaba sobre los garajes y trasteros del edificio colindante. En un principio, se les ofreció a los vecinos de Brunete, 5 y 7 retranquear su propiedad, algo a lo no accedieron. Parecía obvio que cualquier solución pasaba por un desalojo temporal de los aparcamientos. Los vecinos estaban dispuestos a dar el «sí» a la reforma, siempre y cuando se les proporcionara una plaza de aparcamiento en el 'parking' público más cercano (el de Varela) mientras duraran los trabajos más los seguros, además de una solución para los trasteros afectados.

El primer teniente de alcaldesa del Ayuntamiento, José Blas Fernández, señaló que al Consistorio no le compensaba el enorme desembolso de esta operación y, por ello, decidieron estudiar el caso desde el punto de vista técnico para 'eludir' los garajes. Así, se llegó a una solución que consiste en apuntalar la pared que divide ambas propiedades en la parte del Portillo y proseguir con la obra. Fernández justificó el retraso por estos dos problemas «que han sido ajenos a nuestra voluntad».

«A nosotros nos parece bien», señaló el presidente de la comunidad de propietarios, Manuel Ponce, que además mostró su confianza en que la maquinaria y los trabajos que se realicen al otro lado de su propiedad, no les cause mayores problemas. «En Cádiz centro se vacían edificios y no ocurre nada, por eso estamos tranquilos, porque además la administración que hace la obra es el Ayuntamiento, que es precisamente el que está encargado de vigilar la seguridad», argumentó.

Menos ruido

Ponce también se congratuló porque en las nuevas instalaciones las dependencias más cercanas ya no serán las salas para hacer aeróbic. «El ruido era insoportable antes», se quejó. En el proyecto se prevé que lo que linde con las comunidades de Brunete, 5 y 7 sea la piscina terapéutica. «Vamos a estar mucho más tranquilos», vaticinó.

Respecto a la fracasada negociación, el representante de los vecinos quiso resaltar una ventaja: «Les dijimos que nos buscaran una plaza en el parking más cercano, pero para nosotros era mucho más molesto, porque no es lo mismo dejar el coche debajo de tu casa que tener que caminar cuatro o cinco manzanas», apostilló.