Manifestación del 1º de Mayo ayer en Granada. :: EFE
ANDALUCÍA

¿Por qué hay aquí más paro?

El 66,9% de los desempleados en Andalucía sólo tienen estudios básicos, frente al 9,6% con niveles universitarios; Los expertos apuntan a deficiencias organizativas y a la baja cualificación

SEVILLA. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El paro sigue siendo en Andalucía la peor pesadilla de su economía y el dato estadístico que más desazona a los gobernantes de esta Comunidad. Ni siquiera en los años de vacas gordas, en los últimos del pasado siglo y en los primeros de este, hasta el fatídico 2008, Andalucía dejó de figurar como la comunidad con más desempleo pese a convertirse en una de las que más crecía, incluso más que la media nacional. No bajó del 12% de paro frente a índices del 8% de España. La crisis lo ha trastocado todo y en la sangría de parados que coloca a España entre las de mayor desempleo de Europa, Andalucía sigue siendo la que más sangra. Medio millón de personas más que hace tres años (524.100 personas en 2007 frente al 1.090.000 del primer trimestre de 2010) y siete puntos por encima de la media española.

Pese al dato optimista en el que el Gobierno andaluz pone el acento de que se sigue creando empleo y de que la población activa, en demanda de trabajo, aumenta más que la que se queda sin él, frente a lo que ocurre en el resto de España, lo cierto es que Andalucía sigue descollando como la autonomía con más paro. La letra gorda de ese 27% de tasa de desempleo impresiona más que la menuda en la que el ejecutivo de Griñán atisba una situación favorable para Andalucía cuando la economía empiece a remontar. Lo mismo en tiempos de bonanza, creciendo más que la media de España, como en los actuales tan críticos, Andalucía acapara el mismo titular: la de más paro. ¿Por qué, cuando las políticas económicas son las mismas para todo el territorio? Las infraestructuras, el peso del sector agrícola o las nuevas tecnologías ya no son argumentos como lo fueron en otras épocas, reconocen expertos consultados por este periódico. A la pregunta del millón, subrayan varios factores como desencadenantes de la situación andaluza: desde la apuesta por sectores volátiles, una organización deficiente de la estructura económica o a las preferencias de los individuos. Pero sobre todo, a la escasa cualificación de la población activa, cuyos datos, según el profesor de Economía de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla, José Ignacio García Pérez, «son escandalosos».

García Pérez, uno de los economistas redactores del Manifiesto de los Cien para una reforma laboral, achaca la inconsistencia del empleo en Andalucía a la volatilidad de dos de los sectores en los que este se apoya principalmente: el sector servicios, como el comercio y el turismo, y el de la construcción. Ya es archiconocido lo que la crisis le ha deparado. Más del 50% de los parados pertenecen a estos sectores.

Pero sobre todo hace hincapié en que se observe el nivel académico del grueso de la población activa en Andalucía y de la que está desempleada. Más de la mitad la población activa (52%) sólo tiene estudios básicos frente a un 18% con estudios superiores y 28,92% con estudios medios, según la EPA del último trimestre de 2009.

El primero en destruirse

Cuando la crisis aprieta, el paro se ensaña con los menos cualificados. «Cuando la economía ha ido mejor es el segmento de población que encuentra empleo más rápido, pero cuando llega una mala situación, es el primero que se destruye». El 66,97% de la población parada en Andalucía sólo cuenta con estudios básicos. El profesor granadino recuerda lo ya denunciado tantas veces, el abandono de los estudios por los jóvenes que provocó el 'boom' del ladrillo hace una década. El 34% de los parados tiene menos de 30 años.

No es que Andalucía no disponga de personas cualificadas. Hay diez universidades. José Ignacio García subraya que quizás haga falta una oferta universitaria más variada, que hasta ahora no la ha habido, pero también reconoce que muchos jóvenes terminan la carrera universitaria y deben buscarse trabajo en otras comunidades o en el extranjero. Salvo que se empeñen en opositar a la Administración o en aceptar trabajos de menos cualificación que la suya, muchos de «los que estudian se van». Hay poca oferta de trabajo cualificado en Andalucía frente a la población que cada año sale de las universidades.

Para el profesor de la Universidad de Málaga (UMA) José Luis Torres, entre las razones del paro en Andalucía se encuentra cierto desajuste organizativo de los factores productivos. En definitiva, «estamos menos organizados». Subraya que Andalucía cuenta con la misma política fiscal que el resto de España, sus infraestructuras, sobre todo las de comunicación, son más que aceptables y tampoco cree que haya tanto atraso en nuevas tecnologías. «No es que La Rioja innove más que Andalucía», comenta.

Dos cocineros

Torres suele explicar a sus alumnos de Fundamentos y Análisis de la Facultad de Económicas su teoría con un ejemplo: Dos cocineros se ponen a confeccionar un mismo plato con los mismos ingredientes, pero a uno le sale mas bueno que a otro porque ha sabido combinar mejor esos ingredientes. «Pues a nosotros, con los mismos elementos, nos sale peor».

Para este profesor, director del departamento de Teoría e Historia Económica de la UMA, hay un dato que obliga a replantearse si las preferencias de los individuos respecto al trabajo también han influido en ese lastre de ser la comunidad con más paro. «Siempre hemos tenido menos población activa», en relación al número de habitantes, que otras regiones, y eso ha redundado en la producción. «Producimos menos con el mismo tiempo de trabajo y hay poco empleo». Para este docente, la situación es «responsabilidad de todos».

García Pérez subraya que «Andalucía tiene que decidir por donde quiere ir», en relación al modelo de desarrollo económico, y considera vital la implicación de la iniciativa privada en nuevas apuestas de producción. «Tiene que haber más espíritu empresarial», indica.

Para el profesor de la UMA José Luis Torres, hay que invertir en capital humano, pero en calidad, no en cantidad. «No se trata sólo de gastar dinero en muchas universidades», afirma para apuntar luego que la formación profesional ha dado muy buenos resultados en Alemania.