«No soy un señorito». «He trabajado sin parar desde los 18 años y de ello vivo», sostiene el artista. :: JOSÉ RAMÓN LADRA
Sociedad

«Sigo funcionando muy bien sin levadura»

«Pedí el voto para Esperanza Aguirre y podría pedirlo para Trinidad Jiménez. El partidismo es un cáncer» Bertín Osborne Cantante

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Cantante, presentador, criador de caballos de ojos azules y, desde hace tres años, padre de Kike, un niño con una lesión cerebral que le ha cambiado la vida («a mejor»). Bertín Osborne (Madrid, 1953) sigue siendo el socarrón de siempre. El jueves se puso el delantal para cocinar el bizcocho 'Royal' más grande del mundo.

- ¿Es cocinillas?

- Para nada.

- Pero sincero sí.

- Absolutamente. Lo que te diga va a misa. Lo único que sé hacer es gazpacho, y acabo de comercializarlo.

- Como Paul Newman.

- Es una buena comparación. Gran parte de los beneficios de nuestro aceite y gazpacho van a la fundación con la que pretendemos ayudar a otros padres para que sus hijos puedan tener el tratamiento que está recibiendo el mío en Filadelfia, donde existe el único instituto del mundo con un método que recupera niños con lesión cerebral.

- ¿Cuánto ha mejorado su hijo?

- Nos dijeron que Kike iba a ser un vegetal y que se iba a morir antes de dos años. Hoy tiene tres, ve y oye perfectamente, está empezando a hablar, entiende todo, comienza a leer y se hace 150 metros al día arrastrándose como un 'geo'. Él nos ha hecho mejores a todos.

- Por eso lo saca en las revistas.

- Lo saco una vez al año y lo seguiré haciendo, digan lo que digan, porque quiero que vean su evolución. Eso hace mucho bien a los padres que tienen hijos con ese mismo problema.

- ¿En qué ha mejorado usted? ¿Es menos frívolo?

- Yo frívolo no he sido nunca. Lo que pasa es que ahora vivo con otra escala de valores. Pero también me ha hecho cambiar mi mujer.

- ¿El ser tan sincero le ha creado problemas?

- Hombre, cuando le dices las cuatro verdades a tu padre o a tu jefe puedes tener problemas. Pero yo suelo decir lo que pienso porque si no reviento. No soy nada político.

- Pues para no serlo pidió el voto para Esperanza Aguirre.

- Era un baile de jubilados organizado por ella. No iba a pedir el voto para otro... Soy amigo de Esperanza desde la infancia. Nuestras familias veraneaban en San Sebastián, y a mí cuando me pongo delante de un micrófono nadie me dice lo que tengo que decir. Encima de un escenario yo puedo pedir el voto para Aguirre o para la oposición, según me salga.

- ¿Para la oposición también?

- ¿Por qué no? Esperanza me cae muy bien y me parece una gran presidenta. Pero en otra comunidad lo hubiera pedido para otro, aunque fuera de otro partido. Soy íntimo amigo de Trinidad Jiménez, que me parece una buena ministra y una tía estupenda, y si se presentara en algo probablemente pediría el voto para ella. No soy de ningún partido político. Los odio. Son el cáncer de nuestra sociedad. Miran más por ellos mismos que por los ciudadanos. Convierten a los políticos en marionetas y en seres odiosos. El único partido que me cae simpático es el de Rosa Díez.

- ¿Milita en el antinacionalismo?

- Bueno, es que ser excluyente hoy en día es ridículo. He cantado por toda España y, aunque es cierto que cada región tiene sus características, el público al final es el mismo en todos lados. Los nacionalismos me parecen un atraso. En mi programa de Intereconomía, 'Bertiniños', veo que en algunas zonas de España algunos niños no hablan más que la lengua de su autonomía. Cuando crezcan y busquen trabajo no podrán salir de su comunidad.

- Mire que habrá quien le llame facha y señorito andaluz.

- Pues serán unos imbéciles. Yo no he sido señorito nunca en mi vida. He trabajado sin parar desde los 18 años y de ello vivo.

- Volviendo al bizcocho... ¿Hace falta mucha levadura a partir de los cincuenta?

- Je, je... Pues, mira, a mí no. Funciono perfectamente sin levadura. Será por costumbre. El hábito me mantiene así.