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La doble cara del fútbol

El centrocampista azulino fue de más a menos en un partido en el que el medio centro del Getafe dio el gol del triunfo madrileño Sidi Keita puso el trabajo en la medular, mientras que Boateng se llevó la victoria en Chapín

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Dicen que lo importante es cómo se acaba, no cómo se empieza. Sidi Keita se lesionó en el primer minuto departido y, desde entonces, lo del centrocampista africano del Xerez fue un sacrificio constante. Se daban cita en el Municipal de Chapín dos jugadores de corte parecido. Sidi Keita y Derek Boateng, uno de Mali y otro de Ghana, son dos atletas del centro del campo. Uno llegó al Xerez cedido por el Lens, el otro lo hizo procedente del Colonia. Dos jugadores parecidos, pero que ayer dejaron latente la doble cara del fútbol.

El centrocampista azulino comenzó como siempre: fuerza y apoyo a sus compañeros. Revolucionados como él solo, se lesionó en el primer minuto de juego y hasta Moreno tuvo que salir a calentar en saco roto. Por su parte, el ex del Colonia vivió desde el primer momento a la sombra de Celestini. El suizo manejaba, aunque mal, las riendas del ataque del 'Geta', por lo que al de Accra le tocó hacer de recuperador. Mala opción, ya que recuperó poco y perdió mucho.

Caso diferente fue el de Sidi. Muy activo y ayudando mucho a su defensa, el de Mali fue una referencia en el centro del campo. Al menos, durante los primeros 45 minutos. Y es que el africano fue de más a menos y el esfuerzo le jugó malas pasadas en la segunda mitad.

Una segunda parte en la que el medio centro del Getafe mostró su mejor cara. Intervino poco en el juego, pero fue determinante. Al menos en una jugada, al del gol. Cuando todo el mundo daba el balón por perdido, el de Ghana fue a por todas y se sacó un mal centro que acabó en gol. Mucho premio para un jugador que perdió en ocho ocasiones el balón.

Sin embargo, fue un buen motivo para que Míchel diera entrada a Casquero y Boateng ganara en libertad. El azulón no intervino apenas y no perdía balones, mientras que el azulino sí que se mostró más indeciso. El esfuerzo pasó factura y el que menos trabajó, finalmente se puso la medalla.