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Países del Este se quejan de su marginación por Washington

VARSOVIA. Actualizado: Guardar
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Barack Obama aprovechó su estancia ayer en Praga para reunirse con once representantes del antiguo bloque del Este europeo, una región que mantuvo excelentes relaciones políticas con Washington en la etapa de George W. Bush pero que en estos momentos se siente marginada por la Casa Blanca.

El presidente de EE UU compartió una cena informal con los líderes de Bulgaria, Croacia, Estonia, Eslovenia, Eslovaquia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia, Rumanía y Chequia. Según diversas fuentes, Obama les transmitió que su compromiso con las naciones de la antigua Europa comunista continuará siendo «sólido» tras la firma del nuevo tratado Start con Rusia.

Los gobernantes poscomunistas, sobre todo los que dirigen países miembros de la UE, temen quedarse marginados por la nueva estrategia de desarme nuclear que lleva a cabo el mandatario afroamericano desde que accedió al poder y siguen mirando con recelo a Moscú. En Europa Central y Oriental preocupa que Obama renunciara a los planes de Bush de construir un escudo antimisiles en Polonia y Chequia, que fueron rechazados sin contemplaciones por el Kremlin.

La preocupación es tan grande que en julio pasado varios antiguos dirigentes poscomunistas de diversas tendencias políticas, como los ex presidentes de Polonia Lech Walesa (conservador) y Aleksander Kwasniewski (socialista), y el de Chequia, el centrista Václav Havel, enviaron una carta a Obama en la que le pedían que no abandonara a sus países frente a Rusia y que reforzara la seguridad mundial a través de organismos como la OTAN.

Papel decisivo

Estos ex líderes, algunos de los cuales desempeñaron un papel decisivo en los movimientos democráticos que acabaron con el sistema comunista en media Europa, le reprocharon su decisión de abandonar el escudo antimisiles de Bush, y aseguraron que «Estados Unidos ha dejado de preocuparse por nosotros». Además, acusaron a Rusia de «volver a ser una potencia que se plantea objetivos que datan del siglo XIX, pero con métodos del XXI». «Nuestra esperanza -agregaron- es mantener las mejores relaciones con el Kremlin, pero también que nuestra independencia y soberanía sean plenamente reconocidas por Moscú».

Según diversos analistas, Obama ha sido sensible a estas peticiones y en los últimos meses ha desplegado esfuerzos por tender puentes con el Este europeo, sobre todo con los países de mayor peso político, como Polonia, Chequia y Rumanía. Tanto es así que, aunque rechazó el escudo antimisiles de Bush, proyecta para la estratégica región su propia estructura de defensa.