Editorial

Complicidad triangular

El Gobierno español debe impedir que ETA se mueva con soltura en Venezuela

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El sumario que instruye el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco sobre la colaboración entre ETA y las FARC describe una connivencia triangular que implicaría a autoridades venezolanas en su apoyo a ambas tramas terroristas. Las indagaciones de la Policía española y los testimonios con los que cuenta el juez permiten concluir que esa connivencia se mantuvo durante un amplio período de tiempo, de forma que tampoco podría descartarse que continúe en la actualidad. Por otra parte, el relato de hechos demuestra que ETA mantuvo tal actividad durante el período en el que estuvo formalmente vigente su «alto el fuego indefinido», y que su sintonía con las FARC se produjo mucho después de que dicha organización hubiese transitado de la guerrilla al narcoterrorismo y a la industria del secuestro. Con excepción de la intermitente colaboración mantenida con el IRA, la historia de ETA no ofrece un caso de mayor complicidad en el terreno internacional que la que narra el sumario del juez Velasco. Es probable que la citada connivencia triangular respondiera a la concurrencia de intereses entre dos organizaciones terroristas en dificultades -ETA y las FARC- y significados elementos de un Estado bautizado como República Bolivariana de Venezuela, necesitado de mantener viva la llama revolucionaria más allá de sus fronteras. Pero la colaboración a esas tres bandas, tanto para facilitar el intercambio de conocimientos para causar muerte y destrucción como con el ánimo de extender la capacidad operativa de las FARC a Europa, constituye una amenaza que no debería interpretarse como un problema del pasado sin consecuencias para el presente y el futuro. Una amenaza que sigue interpelando al Gobierno español en su paciente y confiada relación con el régimen de Hugo Chávez. Porque resultaría incongruente que el Ejecutivo de Zapatero impida que la izquierda 'abertzale' pueda seguir prestando cobertura pública al terrorismo etarra mientras no ataje la presencia exterior de éste. La presentación mañana de una pretendida «declaración internacional», auspiciada por el abogado sudafricano Brian Currin a favor de una «solución dialogada» para Euskadi, demuestra hasta qué punto ETA y sus adláteres siguen combinando sus vínculos más siniestros con la manipulación de sus más ingenuos o interesados valedores.