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Dedicada a su madre que murió en lucha con los seguros

NUEVA YORK, Actualizado: Guardar
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«Hoy firmo esta ley en nombre de mi madre, que tuvo que discutir con las compañías de seguro incluso en sus últimos días de vida, mientras batallaba contra el cáncer», evocó ayer Barack Obama al estampar su rúbrica en la reforma sanitaria. Ann Dunham, la mujer blanca que dio a luz al primer presidente negro de EE UU, murió a los 52 años de un cáncer de útero extendido a los ovarios. Se lo encontraron mientras cambiaba de trabajo, y con ello de seguro médico, por lo que la compañía trató de escurrir el bulto al considerarlo «una condición preexistente». Por eso, lo más importante para el inquilino de la Casa Blanca no era lograr un seguro público a la europea, sino desterrar esas prácticas de la industria privada. «Se me partía el corazón en esos últimos días de verla luchar con todos esos formularios de los seguros y facturas médicas», confesó Obama durante un mítin. El mandatario demócrata dedicó la ley también a otros ciudadanos ordinarios como ella, que han sufrido las consecuencias de los abusos de las aseguradoras. Como Natoma Canfield, que no estaba en la sala porque yacía en un hospital, agonizando entre facturas, después de renunciar a su póliza cuando la cuota subió un 40%. O Marcelas Owen, un niño de 11 años que le acompañaba en primera fila con la corbata a juego, cuya madre murió hace tres años al perder su trabajo por una enfermedad pulmonar. Owen se convirtió en blanco de los ataques de la ultraderecha al contar su historia en Washington, y con ello en símbolo de la histeria desatada por esta refoma sanitaria.