Obama y Biden abandonan el salón de la Cruz de la Casa Blanca. :: REUTERS
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Obama renueva la fe en su misión política

La aprobación de la reforma sanitaria resucita a las bases demócratas, que vuelven a entonar el «Yes, we can!»

NUEVA YORK . Actualizado: Guardar
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Cuando el marcador de la Cámara de Representantes alcanzó el domingo por la noche el número mágico de 217 que hará obligatorio los seguros médicos en Estados Unidos, los congresistas demócratas estallaron en júbilo. «Yes, we can!», corearon. Resucitaba así el eslogan de campaña del «Sí se puede», y con él las bases en las que Barack Obama confía para que las urnas no pasen factura a su partido en las legislativas de noviembre.

Dicen que fue la portavoz del Congreso, Nancy Pelosi, la que plantó cara al presidente hace un mes para exigirle que sacara la cabeza y pelease por la reforma sanitaria en vez de dejarle todo el peso a los legisladores. En privado, la Casa Blanca asegura que a Obama no le hacía falta que le espolearan. La pérdida del escaño de Ted Kennedy en Massachusetts, que esfumó su mayoría absoluta, coincidió con el aniversario de su toma de poder, y a esas alturas estaba convencido de que su mandato se mediría por la reforma sanitaria.

La desilusión de las bases podía calcularse en su creciente caída de popularidad y en la apatía mostrada en las elecciones locales. Los republicanos la atribuían a la impopularidad de la reforma, anunciando con un escalofriante redoble de tambores que de convertirse en ley sería la muerte política de cada congresista que votase por ella. Pero Pelosi estaba dispuesta a morir con las botas puestas, y Obama parecía al fin desencantado con el sueño bipartidista.

«Nos están advirtiendo (los republicanos) de las terribles consecuencias que tendrá para vosotros apoyar esta legislación», sopesó Obama el sábado en su último intento de convencer a sus correligionarios. «Bueno, puede que de repente se les haya movido el corazón y estén profundamente preocupados por sus amigos demócratas, de manera que nos están dando su mejor consejo para que Nancy Pelosi siga como portavoz del Congreso, Harry Reid de líder del Senado y todos vosotros conservéis vuestros asientos. Es una posibilidad», dijo sarcástico.

«Good bye, good bye»

Como Pelosi, Obama estaba convencido de que la única salvación para las elecciones legislativas de noviembre era sacar adelante la descafeinada reforma con la que ha escrito su nombre en la historia, pero aun así no ha podido convencerles a todos. Treinta y cuatro demócratas votaron en contra de la ley que no contó con un solo apoyo de la oposición, algo que nunca había pasado en EE UU con ninguna otra ley importante. «Good bye, good bye», cantaban airados los opositores a las afueras del Capitolio con un malintencionado adiós a los congresistas que la votaron.

Para calmar el miedo al haraquiri político que puede suponer esta reforma sanitaria no ha bastado con resucitar al Obama de la campaña. La Casa Blanca ha elaborado un manual para el discurso político con el que los congresistas deben responder a los constituyentes cuando vuelvan a casa durante las vacaciones de Semana Santa y sean recibidos con agrias pancartas. Hoy mismo, los grupos que le auparon hasta la Casa Blanca reaparecerán en televisión con campañas que ensalzarán los méritos de la reforma.