Piñera saluda al llegar a la catedral metropolitana de Santiago, donde asistió a misa. :: EFE
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Piñera comienza a reconstruir Chile

El nuevo presidente crea un fondo para afrontar una tarea que costará 22.000 millones

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Un casco y un cronómetro les entregó el nuevo presidente chileno, Sebastián Piñera, a cada uno de sus ministros en su primera reunión de gabinete, símbolos de lo que espera de ellos: trabajo y celeridad. Casi de inmediato, el recién investido jefe de Estado tomó su primera decisión de gobierno: crear un fondo especial para la reconstrucción del país aún conmocionado por el violento terremoto del 27 de febrero y del que se producen continuas y fuertes réplicas.

«Les di un casco porque hay que reconstruir y un cronómetro porque hay que hacerlo rápido», reveló el mandatario al llegar ayer al palacio de La Moneda. Piñera adelantó que para llevar a cabo tan ardua tarea apelará a fondos soberanos de Chile en el exterior, a créditos internacionales y también reasignará partidas presupuestarias. Con todo eso nutrirá un fondo para acometer una tarea que podría costar alrededor de 30.000 millones de dólares (casi 22.000 millones de euros), según admitió.

El dirigente conservador comentó que no se quedó al almuerzo con los gobernantes que asistieron a su toma de posesión pero sí les presentó un informe detallado sobre la magnitud de los daños causados por el seísmo y pidió su ayuda. Poco después partió para recorrer las zonas afectadas. «Ésta no va a ser un gobierno de comisiones ni de diagnósticos. Va a tener en la acción un sello muy particular», prometió el multimillonario empresario que se enfrenta al reto más grande de su vida.

Además del saldo provisional de quinientos muertos y cerca de dos millones de damnificados, el terremoto destruyó viviendas, escuelas, hospitales, carreteras, puentes y puertos que es urgente recuperar. Por eso, uno de los primeros desafíos que Piñera trasladó a su ministro de Educación, Joaquín Lavín, fue el de normalizar los cursos escolares ya que más de un millón de niños se quedaron sin colegios. El presidente ordenó que en 45 días todos estén recibiendo clase en locales alternativos o compartiendo edificio. También exigió al titular de Salud, Jaime Mañalich, que en un mes los enfermos desplazados por el colapso de hospitales estén atendidos en centros de salud.

Piñera prometió levantar el país «piedra por piedra y ladrillo por ladrillo» y aseguró que «lo vamos a hacer mejor», en una velada crítica a su antecesora, Michelle Bachelet, por su gestión de la emergencia tras el temblor. «Será la tarea más grande y más difícil», añadió, pero confió en que será el suyo un gobierno «comprometido con la gente y las soluciones». Según la firma de sondeos Adimark, un 59% de los chilenos cree que al país «le irá bien» con Piñera, a quien visualizan como una figura capaz de reactivarlo después del desastre.

'Bono de marzo'

En una mezcla de promesas de campaña y nuevas prioridades, el político que ha devuelto a la derecha al poder anunció un proyecto de ley para poner en marcha el llamado 'bono de marzo', un subsidio de unos 60 euros para 4,2 millones de pobres. Para ello, Piñera pidió al Parlamento su rápida aprobación. Pero la Concertación de socialistas y democristianos, que por primera vez en dos décadas ocupa los escaños de oposición, anticipó que reclamará que la asignación se amplíe a trabajadores con salarios más bajos y que en las regiones afectadas por el terremoto el subsidio se duplique.

El nuevo presidente no desdeña el apoyo divino para afrontar la difícil legislatura que le espera, por lo que asistió a una misa en la catedral de Santiago para bendecir su mandato. Durante el oficio religioso, el arzobispo Francisco Errázuriz le pidió reducir las penas o indultar a presos de buena conducta. Piñera prometió «acoger con mucho cuidado» la propuesta, pero añadió que aunque quisiera tener un «gesto de generosidad» no dará ventaja a la delincuencia.