PAN Y CIRCO

TRIBUNA DE SILLÓN

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Tengo escrito en más de una ocasión el peligro que entraña tanto fútbol televisado. Genera, ciertamente, pingües beneficios -especialmente para los grandes equipos del país- la presencia de las cámaras en los estadios de fútbol, mas esto conlleva a que cada vez asista menos público, a constatar, partido a partido, que las gradas muestren cada vez mayor desnudez, salvo, insisto, cuando se trate de un clásico.

Pero a lo que iba: la televisión se está ganando a la clientela, dando paso a los aficionados telespectadores, que prefieren abonarse a este medio en lugar de soltar la pasta directamente en el club de turno, yéndose por el camino de acabar con la gallina de los huevos de oro. ¿Hay, acaso, algo más desalentador para un futbolista que saltar a la cancha con las gradas semivacías? No sé hasta qué punto -porque televisión es muy dueña y señora de hacer sus cuentas- los clubes podrán soportar fútbol en directo de viernes (Liga BBVA Primera División) a lunes, porque ello conllevará a que vaya creciendo el número de hinchas de salón, es decir, se agrandará la audiencia por televisión y se reducirá de forma extraordinaria la asistencia a los estadios.

No obstante, algunos clubes del deporte rey, aunque votaron unánimemente a favor del partido de los lunes, no les hace mucha gracia el cambio y piden a los dioses futboleros que no les toque jugar ese día, mientras que los de la Liga Adelante Segunda División (en principio jugarán un partido los viernes) rezan porque no le toque jugar ese día a su equipo. Porque aparte de los derechos de televisión y la venta de camisetas y otro merchandising, la taquilla sigue siendo una fuente clave de ingresos a tener muy en cuenta. Pero me temo que la batalla la va a ganar la tribuna de sillón.