Artículos

Mar de fondo

Un sordo rumor de togas clama contra la injerencia política en la carrera judicial

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En el mismo instante en que María Teresa Fernández de la Vega y el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, discreto cofrade, ponían de largo la futura ley de Arbitraje para aligerar los juzgados, un manifiesto de jueces y magistrados 'no alineados' rebotaba por la Intranet del gremio. Un movimiento espontáneo y no asociativo ha puesto en marcha un flujo de indignación al que se van subiendo cada día docenas de profesionales de la judicatura hasta formar un núcleo de quinientos de entre los cinco mil que componen la carrera. Ahí puede estar gestándose la catarsis de la Justicia en España al fuego lento de la rebeldía de una nueva generación de jueces a quienes preocupa el colapso de los legajos en los juzgados de instrucción; pero les inquieta mucho más el colapso de su futuro profesional acotado por la politización de los nombramientos y la subordinación asociativa a los intereses partidistas del poder. Ese estrangulamiento del futuro profesional de quienes jamás lograrán acceder a los sillones y las puñetas de las grandes instituciones judiciales si no aciertan a situarse en la órbita adecuada del planeta político más conveniente o apostarse estratégicamente en uno de los 'lobbys' asociativos que controlan el escalafón, está a punto de convertirse en peligroso carburante de un sordo levantamiento de togas.

La estampa de cabecera de los impulsores que claman contra la manipulación del Consejo General del Poder Judicial o el Tribunal Constitucional con el diabólico pero estricto mecanismo de cuotas es la reproducción de aquel instante en que la poderosa 'vice' -transitoriamente en horas bajas- reconvenía gesticulante a la presidenta del Tribunal Constitucional María Emilia Casas en el desfile del 12 de octubre de 2007. Y su documento fundacional bien podía estar encabezado por aquella desafortunada alegoría del fiscal general Conde Pumpido en plena negociación con ETA: «el vuelo de las togas de los fiscales no eludirá el contacto con el polvo del camino». En el gremio se preguntan si el poder del estado puede impedir que un tribunal pulverice por inconstitucional la fontanería diseñada por Zapatero, el Parlamento, el Congreso y el referéndum. ¿Hasta cuándo soportar la injerencia política? Alguno de los firmantes del manifiesto puede estar contemplando en sueños el espíritu de Antonio di Pietro el gran magistrado impulsor del movimiento 'mani pulite' en la Italia de los noventa. Con seguridad no es el caso pero nunca como hasta ahora se había producido una cascada de impugnaciones de nombramientos muy relevantes en la Sala tercera del Supremo aduciendo no idoneidad del candidato para el cargo. Es decir revuelta profesional contra los nombramientos pactados. La última, una magistrada con las iniciales R. V. ha visto revocada su designación en dos ocasiones por el Tribunal Supremo. La marea de fondo agita la cúspide judicial.