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Rusia blinda contra ataques aéreos una central nuclear iraní

Netanhayu reclama a Medvédev durante su viaje a Moscú que defienda con los «dientes» los sanciones contra el régimen persa

MOSCÚ. Actualizado: Guardar
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Rusia presenta una postura en relación con el programa nuclear iraní aparentemente alineada con la comunidad internacional, pero sin renunciar a cooperar con el régimen de Teherán. Mientras el primer ministro israelí, Benyamín Netanyahu, se desgañitaba ayer en Moscú pidiendo al presidente Dmitri Medvédev que defienda con los «dientes» la aprobación de sanciones contra Irán, técnicos y científicos rusos comprobaban en la central nuclear iraní de Busher la solidez de la carcasa de recubrimiento del reactor ante un posible bombardeo.

El consorcio estatal ruso Atomstroyexport (exportación y construcción de equipos nucleares) difundió ayer un comunicado informando que la central de Busher ha sido dotada de un armazón de acero esférico de 56 metros de diámetro, cuya función consistirá en contener posibles fugas radiactivas provocadas por averías y proteger el reactor y los equipos vitales de la planta de cualquier «impacto» causado desde el exterior, en evidente alusión a un ataque aéreo.

Es la primera vez que la empresa rusa emplea acero en la construcción del recubrimiento de un reactor. El material que se ha utilizado siempre es el hormigón armado. En la misma nota, Atomstroyexport asegura que «en Busher se prepara ya el arranque en caliente del reactor», procedimiento previo a su encendido. Tras sucesivos retrasos debidos a desacuerdos, impagos y otros problemas, las autoridades rusas sostienen que la central entrará muy pronto en servicio. La planta debería haber empezado a funcionar el año pasado, pero, tras el encuentro en Singapur de Medvédev con su homólogo estadounidense, Barack Obama, se produjo un nuevo aplazamiento.

El jefe del Kremlin ha evocado en varias ocasiones la posibilidad de apoyar en la ONU un paquete de sanciones contra Irán. El visto bueno de Rusia y China ante tal iniciativa es fundamental, ya que, al ser miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, pueden vetar cualquier resolución.

Misiles S-300

La semana pasada, tras la decisión del régimen de los ayatolás de enriquecer uranio al 20%, el Ministerio de Exteriores ruso lamentó la medida y dijo sentirse «decepcionado». Se habló con insistencia de la posibilidad de que Moscú se una a las principales potencias occidentales para, como reiteró ayer Netanyahu, «presionar contundentemente a Irán» mediante un duro embargo.

No obstante, el domingo, a pocas horas de la llegada a la capital rusa del jefe del Gobierno israelí, aparecían unas declaraciones de Vladímir Nazárov, vicesecretario del Consejo de Seguridad ruso, afirmando que «Rusia no ve razones para no suministrar a Irán misiles S-300», temidos por Israel porque dificultarían extraordinariamente cualquier incursión aérea destinada a destruir instalaciones nucleares.