:: GRÁFICO G. DE LAS HERAS
Economia

Los fantasmas de la banca en 2010

Las entidades afrontan un ejercicio repleto de incógnitas que amenazan con convertirlo en el peor de la historia

BILBAO. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El sector financiero español ha concluido prácticamente la ceremonia de presentación de resultados correspondientes al convulso ejercicio 2009. Aunque una buena parte de las entidades no ha dado a conocer todos los detalles de sus cuentas, se pueden extraer ya conclusiones sobre dos cuestiones básicas. En primer lugar, que el pasado año no resultó tan catastrófico como se aventuraba. Con todo, la fotografía inicial demuestra que varias cajas de ahorros -también algún banco- están 'tocadas'. En segundo término, que los grupos que funcionan en el país han apostado de forma generalizada por la prudencia más absoluta y por el reforzamiento de sus balances para afrontar con las mayores garantías posibles el temido y sombrío 2010.

Un año en el que las cajas parecen llamadas a sufrir más que los bancos y que, en palabras de un responsable de esta actividad en Euskadi, «puede convertirse en el peor de la historia porque viene lleno de incógnitas, y todas ellas negativas».

Provisionar, provisionar, provisionar... Ésa ha sido la gran consigna de la industria financiera a la hora de elaborar sus cuentas en 2009. Unas entidades -la mayoría- no han podido evitar que sus beneficios hayan sufrido abultadísimos recortes tras las enormes dotaciones efectuadas.

Ante todo, prudencia

El caso de Caja Madrid, con un desplome del 68,4%, es el principal exponente de esa situación. Otras, las menos, aún pudiendo ofrecer una mejora de sus resultados, han aprovechado el contexto de fuerte descenso de las ganancias en el sector para cubrirse y guardar elevadas sumas a fin de afrontar el presente año con las mayores garantías posibles. «Tenemos provisiones hasta debajo de la alfombra», admitía a este periódico un alto ejecutivo de una entidad vasca.

En esa prudente estrategia ha jugado también un papel destacado el Banco de España, cuyas 'recomendaciones' son seguidas casi al pie de la letra. Según fuentes del sector, el órgano supervisor que dirige Miguel Ángel Fernández Ordóñez ha 'sugerido' de forma insistente -sobre todo, a las cajas de ahorro- que, ante los negros nubarrones que amenazan el horizonte del sector financiero, extremaran la sensatez, se olvidaran de cerrar 2009 con aumentos de beneficio y destinaran elevadas sumas a llenar al máximo el saco de las provisiones.

Y así ha sido. Hasta el punto de que numerosas instituciones, con el BBVA y el Santander a la cabeza, incluso se han anticipado y han adelantado -en cantidades muy importantes- provisiones de 2010 a 2009 en un intento de «dejar atrás la crisis», tal y como explicó el presidente del Bilbao Vizcaya Argentaria, Francisco González.

Con esos mimbres, la industria financiera española ha iniciado el fatídico 2010. Un ejercicio que, a juicio de todos los analistas, va a complicar la existencia al sector. Especialmente a las cajas, en pleno y cada vez más acuciante proceso de reordenación. Son varios los 'fantasmas' que amenazan a esta actividad y que, en el caso de las entidades más débiles y peor preparadas, pueden sumirles en una pesadilla de la que será muy difícil despertar.

Prueba de fuego

En primer lugar, las entidades tendrán que soportar este año una brutal caída de los ingresos financieros, que en 2009 tuvieron un excelente comportamiento. Bancos y cajas se beneficiaron de la histórica caída de los tipos de interés: se financiaron a un precio muy barato, mientras sus clientes seguirán pagando sus créditos a unos tipos mucho más caros por el llamado 'efecto calendario'.

Pero esa situación ha llegado a su fin. Las carteras hipotecarias ya han sido revisadas -o lo serán en breve- y verán notablemente reducidos los precios que pagan al adaptarse a la actual situación del euribor. Consecuencia: el margen financiero -una de las grandes vías de ingresos el pasado ejercicio- se verá tremendamente penalizado con caídas que, según fuentes del sector, podrían superar el 20%. Además, bancos y cajas no van a poder compensar ese descenso recortando la rentabilidad de sus depósitos, ya en niveles históricamente bajos.

A ello se unirá un muy notable recorte del mercado y del negocio real del sector como consecuencia de la persistencia de la crisis económica. Un responsable de una entidad vasca aventura que el descenso de la actividad podría situarse a lo largo del año entre el 20% y el 30%.

Pero los problemas no acaban ahí. La morosidad seguirá siendo durante 2010 -más aún que en 2009- la gran losa que pende sobre la cabeza de numerosas entidades, que ya han hecho auténticos 'malabarismos' para tratar de controlar su ratio de fallidos y cuentan con poco aliento.

Morosidad

Hay quienes opinan que la mora -que en el caso de la cajas escaló en 2009 hasta un 5,2%, y al 4,9% en el de los bancos- subirá aún de forma muy notable en los próximos meses por las oscuras perspectivas del empleo y los eventuales repuntes de los tipos de interés. Una situación que, a su vez, obligará a nuevos esfuerzos para realizar dotaciones.

En ese punto, los 325.000 millones de euros de deuda que el 'ladrillo' tiene con el sector amenazan con convertirse en un auténtico drama, sobre todo para muchas cajas, si finalmente se ven obligadas a dotar esas cantidades.

Alberto Morillo, de Consulnor, no oculta los grandes riesgos existentes en 2010, pero, en el caso de la mora, «no creemos que se vaya a disparar porque en 2009 se tomaron medidas importantes para evitarlo». El analista señala que, sobre todo los bancos, «deberán hacer grandes esfuerzos este año, pero no creemos que estén en situación dramática».

Además, el sector se enfrenta aún a otra gran incógnita que, si bien no quedará definitivamente despejada hasta 2012, ya dejará notar sus efectos el próximo año. Se trata de la regulación internacional 'Basilea 3', cuyo principal objetivo será evitar que se repitan crisis como la que ha amenazado con arrasar el sistema financiero mundial.

La coincidencia es total en torno a que la nueva normativa se va a traducir en una mayor exigencia de capital y liquidez para las entidades. Si esos requerimientos son muy exigentes, algunas lo pasarán realmente mal. Un experto en cajas vaticina que «algunas de ellas podrían incluso llegar a entrar en pérdidas», ya que no tienen forma de capitalizarse. Distinto es el caso de los bancos. Juan Mari Otxoa, de Fineco, considera que los medianos o domésticos podrían sufrir con la nueva regulación, si bien se muestra convencido de que ninguno entrará en perdidas o se verá obligado a realizar ampliaciones de capital.