fútbol | liga de campeones

La pérdida del revulsivo perfecto

Jesé puede mirarse en el espejo de Diego Costa para motivarse tras operarse en Alemania.

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Jesé Rodríguez lloró, más de impotencia que de dolor físico, cuando en el vestuario del Real Madrid los médicos le realizaron el martes por la noche la conocida 'prueba del cajón' en su rodilla derecha, comprobaron que la articulación estaba inestable y ya le avanzaron que seguramente tenía roto el ligamento cruzado anterior y tendría que permanecer seis meses de baja. Apenas una hora después, la grave dolencia se confirmaba a través de la resonancia magnética que se le practicó en la clínica Sanitas de La Moraleja.

lusiones rotas para el grancanario, que agradeció a través de las redes sociales los innumerables mensajes de ánimo recibidos y horas después viajó a Alemania para ponerse en manos de Ullrich Boenish, el doctor que operó a Khedira. Freno en seco a su progresión geométrica en su primer año como integrante de la plantilla de uno de los mejores clubes del mundo. Sus familiares, los médicos y Ginés Carvajal, su representante, le explican que es muy joven, sólo 21 años, y que volverá en plena forma el curso próximo.

Hay muchos casos de jugadores que han regresado a un gran nivel y la cirugía ha avanzado una barbaridad. Quizá el mejor y más cercano ejemplo lo tenga Jesé en el también delantero Diego Costa, hoy internacional por España, indiscutible en el Atlético y capaz de discutirle incluso el 'pichichi' al voraz Cristiano Ronaldo. El 'Peleas' de Lagarto es mucho más fuerte física y mentalmente que cuando, en el verano de 2012, sufrió una rotura del cruzado anterior y el menisco de su rodilla derecha. Tenía 23 años y el club rojiblanco no le inscribió en la Liga. Su corta carrera, marcada por les cesiones, parecía destrozada. Pero en el mercado de invierno fue rescatado por el Rayo Vallecano. Costa marcó nada menos que 10 goles en 16 partidos y fue clave para la permanencia de los franjirrojos. A partir de ahí, vuelta al Atlético y evolución descomunal.

Jesé conoció la desgracia un día después de comparecer junto a Ancelotti y hacer gala de una humildad desconocida como estrella de los equipos inferiores. Superó de un salto dos categorías en la 'fábrica' del Madrid. Del juvenil, al Castilla, donde el año pasado marcó 22 goles y superó el récord del que disfrutaba Emilio Butragueño con el filial (21). De chaval, alternaba actuaciones brillantes con comportamientos deleznables. Llegó a ser suspendido 15 partidos por pegarle a un árbitro. Bien asesorado, entendió que su rol cambió al llegar a la élite. «Ya hubiera firmado lo que he alcanzado antes de iniciarse la temporada. Tengo que agachar la cabeza, aprender y asumir un papel secundario en el equipo», dijo horas antes de que la maldita carga del bosnio Kolasinac.

«Es una pena. Se trata de una pérdida importante porque lo que ha hecho Jesé es fantástico y nos sorprendió a todos. Nos ha ayudado mucho en su primera temporada. Le esperamos», subrayó Carlo Ancelotti ante los periodistas, antes de recordar que él padeció la misma lesión con 22 años, en el transcurso de un choque entre la Fiorentina y la Roma. Cristiano acababa de igualar el récord de Puskas (242 goles) como cuarto máximo realizador en la historia del Madrid pero hablaba de «un palo muy grande». Sergio Ramos ya anticipaba que querían «dedicarle una victoria en el clásico».

Un gafe europeo

A Jesé le persigue un gafe en la 'Champions', donde sólo ha disfrutado de poco más de una hora en cinco partidos y ha jugado dos como titular -en uno fue cambiado pasada la media hora y en otro se retiró lesionado a los tres minutos-, pero su aportación en la Liga ha sido enorme. Ha jugado en 18 partidos, cuatro como titular, y totaliza cinco goles en 648 minutos, alguno clave como el de Mestalla, donde explotó sus cualidades.

Es el jugador número '12' para Ancelotti, el revulsivo perfecto porque es diferente, rápido, desequilibrante, potente, con gol, versátil y capaz de jugar en cualquier posición de todo el frente de ataque. Hizo olvidar las lesiones de Gareth Bale y cumplió con creces cuando Cristiano fue sancionado con tres partidos de suspensión tras el duelo de San Mamés. Tanto gustó que buena parte de la crítica reclamó su titularidad en detrimento del astro galés y pidió que Del Bosque le tuviera en cuenta para el Mundial.

Jesé no contaba de inicio para el clásico del domingo. Ancelotti ya ha avanzado que tiene el equipo decidido y que no va a hacer cosas raras. Nada de jugar con Sergio Ramos en el centro del campo y con Bale en punta. Sólo si Benzema no se recuperase a tiempo de la fuerte contractura en el cuádriceps sufrida ante el Málaga, se generarían dudas y Carletto lamentaría no disponer de Jesé en el arranque. Su pérdida debería permitir a Isco adquirir más protagonismo y a Álvaro Morata volver a disfrutar de minutos. Acertó Ancelotti al no dejarle salir como cedido en el mercado invernal.