FALLECE LA MUJER MÁS RICA DE ESPAÑA

«Tener poder es poder decir no»

«Para crecer, la vida nos tiene que castigar un poco», afirmó Rosalía Mera en mayo de 2012 después de recibir un premio por su trabajo por la integración laboral de los jóvenes

BILBAO Actualizado: Guardar
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De Rosalía Mera Goyenechea (A Coruña, 1944), artífice del imperio Zara, colgaba una etiqueta invisible, una tarjeta que la identificba como la mujer más rica de España. Aunque ella apenas pronunciaba la palabra dinero (una sola vez en toda esta entrevista), ese sello distintivo orienta la mirada de los demás hacia esta señora que ejercía de gallega, que descubría que todo tiene una cara y una cruz y que, en tiempos de crisis, recitaba el mantra de que no hay mal que por bien no venga y que lo que no mata engorda. "Mi teoría es que para crecer y evolucionar, la vida nos tiene que castigar un poco. Eso nos endurece, nos hace más resistentes. Lo que estamos viviendo es tremendo, pero es, también, fuente de magníficas oportunidades", aseguró en esta conversación de mayo de 2012. "Se nos abren unas tremendas posibilidades".

Claro que era fácil hablar así cuando una tenía las espaldas tan bien cubiertas. Según los cálculos de la revista 'Forbes', Rosalía Mera poseía una fortuna situada como la tercera persona más rica de España tras su exmarido Amancio Ortega (Inditex) y Juan Roig (Mercadona). A sus 68 años, rehuía la fama y el boato y paseaba como una absoluta desconocida por las calles de las ciudades que visita amparada en su bien conquistado anonimato.

Lo primero que me rondó la cabeza es preguntarle cómo trata la gente a una persona de su posición en su contacto inicial. ¿Nos cortamos? "Sí", respondió. "Porque la gente cree que hay personas mucho más importantes que otras. Y no. Todo tiene que ver con cómo te presentes. Si apareces accesible, normal, próxima... o distante, que, creo, no es mi caso. Trato de manejar esos asuntos del mejor modo posible", aseguró.

Su padre trabajaba en Fenosa; su madre, en aquello tan tremebundo que se dio en llamar "sus labores" en los DNI del franquismo. La familia Mera vivía en un barrio junto al Matadero de A Coruña y el destino de la pequeña parecía estar marcado por tan estigmatizada tarea, a la que se dedicaban, casi indefectiblemente, las vecinas de la zona. Pero Rosalía dejó la escuela con once años y, a los trece, empezó a trabajar como aprendiza en 'La Maja', distinguida casa de modas coruñesa. Lo demás, es historia.

Amores y desamores

- ¿Con qué soñaba de niña?

- No sé si en mi generación se soñaba mucho... No era época para sueños, sino para realidades duras de las que trataba de salir y evadirme. Como todas las niñas me veía cuidando a los otros. De enfermera, je, je, je... Ya lo decía Freud, 'cuidado con lo que se desea, porque se cumple'.

El sobreentendido revolotea la charla. Marcos, el segundo hijo de Rosalía, nació con una discapacidad severa y ese hecho convulsionó su vida. Dejó por unos años su trabajo para volcarse en atenderle. Hoy Rosalía Mera tiene en la fundación Paideia (educación, en griego) su principal foco de atención. Hace un año, de hecho, recibió en Bilbao de manos del Príncipe de Asturias el premio Fundación Novia Salcedo a la integración laboral de los jóvenes por esa dedicación. "Cuidar es interesarse por el otro. Creo que ese germen estaba en mí desde niña...".

- Conocía su interés por la psicología, que estudió. Pero es que Freud se ha presentado en la conversación a los 20 segundos...

- Sí. Cuando se habla de los sueños y del deseo es casi oportuno.

- ¿Se ha psicoanalizado?

- Sí, sí, sí...

- ¿Y?

- Salieron amores y desamores, los deseos, lo que interesa a cualquier ser humano, vaya...

- ¿Se considera una mujer feliz?

-¿Feliz? Diría que soy una mujer en paz. La palabra paz tiene que ver conmigo y con mi entorno. Y eso debe parecerse bastante a ser feliz.

- ¿Conserva a sus amigas de la infancia? ¿Cómo la ven?

- No, de aquella época, no. Pero mantengo las relaciones que forjé hace cuarenta años. ¡Las mismas! Luego he ampliado mi círculo con amigas con las que me reúno y donde no sacamos los tradicionales temas femeninos como la pareja, el amor, los hijos... No lo hablamos. Para mí, eso es salud.

- ¿Qué le gusta de la vida?

- Uffffffff. La vida. Hay de todo. El secreto está en cómo la mira una, en la mirada. La realidad es una ficción, una interpretación de todo lo que nos pasa. Creo que todos tenemos capacidad para transformar lo que no nos gusta.

- Unos más que otros, supongo. Se declaró usted indignada. Me quedé alucinado. Que lo diga la mujer más rica de España...

- Hay que revisar qué se entiende por poder o por ser rico. Hay mucha confusión. Siempre se habla del poder económico o financiero. ¿Pero sabe cuál es el auténtico poder?

- No.

- La capacidad para poder decir que no. No todo el mundo puede ni se atreve a decirlo. El poder es libertad. El dinero te da un poder relativo... A mí siempre me vienen con la presión de que tengo...

- Por eso podrá decir usted que no. A los demás nos han educado para que seamos muy obedientes... por la cuenta que nos trae.

- Lo interesante es poder decir que no sin agresiones y sin temor. Pero como somos tan 'políticamente correctos' ya no se nos entiende nada. No sabemos lo que piensa la gente de verdad...

- ¿Qué cree que está sucediéndole a España? Uno tiene la sensación de que cualquier día se nos hunde el suelo bajo los pies.

- Es un momento de transición fuerte, de cambio de paradigmas. Esto es una catástrofe, una evolución destructiva. Pero esta depuración, esta limpieza y este vacío servirá para construir algo inte- resante...

- Dígaselo a una familia que se ha sacrificado para que sus hijas vayan a la universidad y ahora tienen que marcharse del país para encontrar trabajo... ¿Qué consejos les daría?

- No está en manos de casi nadie que esto cambie... Que lo vean como una oportunidad. Europa está abierta a la movilidad de los jóvenes. Los idiomas han sido siempre una asignatura pendiente en España, algo que nos frenaba. Dentro de unos años, cuando salgamos de esta situación estarán en una coyuntura privilegiada.

- Rosalía, usted viene de una tierra de emigrantes, sabe bien las fracturas que la emigración provoca...

- No es comparable cómo salen hoy nuestros jóvenes de España a cómo lo hacían los emigrantes. Hay que darle la vuelta a las cosas, analizar y descubrir qué partes buenas pueden tener. Hay que relativizar...

- Lo que no mata engorda...

- Debemos vivir en esa insatisfacción que es tener algún deseo incumplido. Arriesgarse es seguir creciendo. La vida tiene que ver con la acción y el movimiento. Puedo pensar 'me jubilo y a mirar y a disfrutar'. No es mi caso. Si uno no se mueve, empieza a pensar que es mayor.

"Camino, me cuido"

- Usted empezó a trabajar siendo una cría. ¿Qué cree que se perdió aquella niña?

- Nada. He ganado siempre muchísimo y desde siempre. Todo es aprendizaje. Cuantas más dificultades tienes y cuantas más superas, más aprendes. Todo son recursos.

- Me suena todo muy zen... ¿No hará usted yoga?

- No, lo importante es estar bien y en paz... Miro para atrás y estoy satisfecha de cuanto he hecho, no he perdido mi coherencia. Tampoco he traicionado nada ni a nadie. No hago yoga, pero voy a la piscina, me cuido, camino... Y genero tensión en el trabajo.

-¿Cómo?

- Sí. Una cierta tensión siempre es productiva. Hay que estar alerta y despierto para ver qué pasa. Sin tensión no hay innovación.

- Con su posición, habrá conocido a mucha gente interesante...

- Buh, te llevas muchas sorpresas. Hay personas con obras muy interesantes y que, como sujetos, no te aportan nada. Tipos que escriben bárbaro, pero con quienes no puedes tomarte ni un café. Otros te sorprenden porque son singulares. No hay que idealizar. Todos tenemos muchos talentos. La mirada del otro es la que los ve. No hay nadie que esté por encima de los demás, se lo aseguro.

- Con escándalos y errores como los de Madoff, Goldman Sachs y otros cercanos como Bankia, parece que cualquiera puede dirigir un banco (y quebrarlo).

- He desmitificado mucho el saber. Yo desconfío de los expertos, de los técnicos, de los que saben... Ufff, esos siempre, entre comillas. El saber también se construye. Repito que nadie es más ni menos que nadie. Todo tiene algún pero. 'Te admiro, pero...' Esto lo hacemos muy bien las señoras.

- Es coruñesa, criada frente al mar del Orzán. ¿Qué hay en usted de ese paisaje?

- En Galicia, el mar configura nuestra personalidad. Vivimos de él, en la esquina de Europa. Hasta hace 30 años estábamos tan aislados que, a veces, creíamos vivir en una isla. Hay tanto mar que da para soñar o para deprimirse...

- Galicia tiene también un universo fantástico fabuloso...

- Vivimos de experimentar lo comunitario, somos autosuficientes. Eso contrasta con el modelo americano de lo individual. ¿Por qué vemos telebasura? Para enterarnos de lo que le pasa al vecino de arriba, para meternos en la vida de los otros. Eso, antes, se hacía de forma creativa y solidaria. Es otra cosa que ha desaparecido.