Fútbol

Primero la presión, luego el gol

El Barça confirmó ante el Deportivo que el plan ante el Milan pasa por volver a recuperar el balón cerca del área rival

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Desde que volvió del Santiago Bernabéu con otra dolorosa derrota liguera (2-1), que se sumaba al 1-3 del KO copero también ante el Madrid y al 2-0 de San Siro, el Barça ha preparado a conciencia la remontada europea ante el Milan bajo una premisa: no comenzar a construir la casa por el tejado. Con buen criterio, Tito Vilanova, por teléfono o videoconferencia desde Nueva York, y Jordi Roura, en persona, han hecho ver a sus jugadores que había que recuperar la esencia defensiva de un equipo alabado mundialmente por su fútbol de ataque, pero con un secreto táctico: sus grandes éxitos en la historia reciente han partido de la presión ordenada, adelantada y agresiva para recuperar balones lo más cerca posible del área rival. En el último mes, incluso desde que comenzó 2013, se ha apreciado una menor intensidad y una falta de sincronía entre líneas en esa labor. Y ese factor fue lo que más se valoró internamente tras el 2-0 al Deportivo del sábado en un partido sin brillo en el juego, pero con pasión por parte de todos en la recuperación del esférico.

No era un capricho de los entrenadores. Está razonado. Un equipo que tiene en sus filas a Messi, que lleva 17 jornadas seguidas de Liga marcando (27 de sus 40 goles ligueros en ese periodo), sabe que lograr dos -por lo menos llegar a la prórroga o a los penaltis- o más ante el Milan entra dentro de lo normal. Nadie lograba algo similar en el universo desde que el polaco Teodor Peterek marcó 22 goles en 17 jornadas consecutivas con el Ruch Chorzow entre 1937 y 1938.

El problema sería encajar un gol ante el Milan, algo que obligaría a conseguir cuatro. Y como a Messi tampoco hay que pedirle un milagro constante, mejor volver a cerrar la portería. Es cierto que el Deportivo como colista de Primera División tampoco podía inquietar demasiado al líder, pero que no disparara ni una vez a la portería de Pinto, sustituto del sancionado Valdés, hay que considerarlo como una buena señal para la vuelta de los octavos de final de la Liga de campeones. No se puede olvidar que el Barça llevaba 13 partidos oficiales encajando goles. Una barbaridad.

El sábado, además, ocho de los titulares que jugarán ante el Milan descansaron de inicio. Además del sancionado Valdés y del renqueante Xavi, que estará disponible el martes, en el banquillo se sentaron Piqué, Alba, Pedro, Busquets, Iniesta y Messi. Los tres últimos acabaron teniendo minutos, pero se desgastaron poco. Quedan tres puestos, dos de ellos posiblemente para Alves y Puyol, que sí actuaron de inicio ante el Deportivo. Para la plaza vacante se hizo una especie de cásting ofensivo que sorprendentemente ganó Alexis, autor de un gol y de la asistencia a Messi. El chileno, criticado durante todo el curso, es el único que ahora tiene lo que se pide: chispa, velocidad y fuerza. Villa mantiene la clase, pero le falta ritmo. Tello está muy verde. Y Cesc...

Lo de Cesc fue la nota más negativa en un momento en el que se invita al barcelonismo a ser positivo de cara a la remontada. Su encuentro, al nivel de sus últimas actuaciones, fue decepcionante y la afición le silbó, ya cansada de su irregularidad. Por todo ellos parece eliminado de las quinielas para el once contra el Milan, pero en un momento en el que se pide unión su divergencia con el Camp Nou no ayuda.