TRAGEDIA EN SANTA MARÍA, Al sur del país

Embargan los bienes de los propietarios de la discoteca brasileña

La medida ha sido solicitada para garantizar el posible pago de indemnizaciones en caso de que los dueños sean considerados responsables del incendio

MADRID Actualizado: Guardar
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La justicia brasileña ha ordenado el embargo de los bienes de los propietarios de la discoteca Kiss de la ciudad de Santa María, en la que un incendio el domingo dejó al menos 231 muertos, según el portal G1 que cita fuentes oficiales. La medida ha sido solicitada para garantizar el posible pago de indemnizaciones en caso de que los dos dueños del establecimiento, arrestados el lunes, sean considerados como responsables por el incendio más trágico de Brasil en los últimos cincuenta años.

"El propósito de la medida es garantizar el derecho de las personas a una futura indemnización, de modo colectivo e igualitario, para todos los familiares de las víctimas de la tragedia", ha afirmado el defensor público general del estado brasileño de Río Grande do Sul, Nilton Arnecke, en declaraciones al portal G1. El embargo tanto de los bienes de la compañía propietaria de la discoteca Kiss como de los dos socios de dicha empresa, solicitado por Arnecke, fue ordenado en la noche del lunes por el juez Afif Simoes Neto, del foro penal de Santa María, ciudad del estado de Río Grande do Sul, fronterizo con Argentina y Uruguay.

La policía arrestó el lunes a cuatro de las personas a las que investiga como posibles responsables por la tragedia, entre ellos los dos dueños de la discoteca y dos de los músicos de la banda que se presentaba en el establecimiento en el momento en que comenzó el incendio. Uno de los propietarios, Elissandro Spohr, fue arrestado en la vecina ciudad de Cruz Alta, adonde, según su abogado, había viajado para ser atendido en un hospital con síntomas de intoxicación respiratoria por temor a permanecer en Santa María. El otro propietario, Mauro Hoffmann, fue detenido tras presentarse en la comisaría de Santa María y luego de que la policía fracasara en diferentes operaciones para localizarlo.

Investigan si se ocultaron pruebas

La policía investiga si se ocultaron pruebas del incendio, mientras el Gobierno ha anunciado que reforzará los controles para evitar nuevos dramas. De hecho, el lunes 15 discotecas y bares de Manaus fueron cerrados y multados por diversas irregularidades. Las autoridades sospechan que la discoteca, repleta de estudiantes universitarios que celebraban una fiesta, superaba el aforo (691 personas) en el momento del accidente, e investigan la presunta desaparición de un ordenador que almacenaba imágenes de las cámaras de seguridad. Los investigadores señalan que el hecho de que los dueños de la discoteca no hayan suministrado estas imágenes a la policía es "muy grave". Los dueños de la discoteca declararon que el sistema de vigilancia no funcionaba desde hacía dos meses.

Igualmente se investiga por qué no funcionaron los extintores de incendio y si los vigilantes impidieron la salida de los clientes sin pagar la cuenta. También se busca el registro de caja, que permitiría comprobar cuánta gente había en el local a la hora del accidente. El permiso de la discoteca para operar estaba vencido, según la policía y los bomberos. El local no tenía salidas de emergencia, y su única puerta de entrada y salida, según supervivientes, estaba sin señalizar y bloqueada por barreras de acero que dificultaron el escape. Muchos jóvenes confundieron la salida con la puerta de los baños, donde la policía encontró 180 cadáveres. Se estima que el 90% de las víctimas murió por asfixia, en medio de un tumulto provocado por el pánico y una nube de humo negro tóxico que les impidió hallar la salida.

Brasil, sede del Mundial de fútbol de 2014 y de los Juegos Olímpicos de 2016 en Rio de Janeiro, se encuentra bajo presión internacional para demostrar que es capaz de garantizar la seguridad en grandes eventos públicos. En Santa María, la tristeza de los familiares ha abierto paso a la rabia y al reclamo de justicia. "¡Justicia, justicia, justicia!", han clamado más de 15.000 personas que recorrieron las calles del centro de la ciudad en la noche del lunes, vestidas de blanco. "Yo sé que mi hija no vuelve, pero alguien tiene que pagar por esto", declaró Jorge Neves, padre de la joven Rafaella, fallecida el domingo.