CÁMARA BAJA

El Gobierno aprueba los Presupuestos de 2013 sin un solo apoyo de la oposición

Las cuentas más duras de la democracia incluyen un recorte de más de 13.000 millones

MADRID Actualizado: Guardar
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El Gobierno no ha logrado la colaboración de ni un solo diputado de la oposición para sacar adelante los Presupuestos del Estado para 2013. Las cuentas públicas para el próximo año, las más austeras de la historia democrática, con un recorte de 13.000 millones de euros sobre 2012, han quedado hoy definitivamente aprobadas por el Congreso, que ha ratificado las enmiendas introducidas en el Senado con los únicos votos de la mayoría absoluta del PP y del parlamentario de Unión del Pueblo Navarro, partido que concurrió a las elecciones dentro de una candidatura conjunta con los populares.

El último aliado parlamentario que le quedaba al Ejecutivo, Enrique Álvarez Sostres, el diputado de Foro Asturias, que sí que dio su voto afirmativo en junio pasado a los primeros Presupuestos de Mariano Rajoy, los de 2012, hoy se ha declarado “frustrado” y ha engrosado el grupo del ‘no’.

La oposición en bloque ha rechazado el proyecto y ha descalificado su contenido por entender que se basa en un escenario macroeconómico falso, ahonda en la política de sacrificios sociales con el único objetivo de cumplir con la cifra de déficit público impuesta por la UE, y porque intensificará la dureza de la recesión al reducir a la nada las inversiones y no incluir medias para reactivar la economía.

Los populares, por su parte, han defendido que la política económica del Gobierno no tiene alternativa y que, pese a su impopularidad, es la única que pone “los cimientos de la recuperación”, que volvieron a situar a finales del año próximo.

Como ya ocurrió la primavera pasada, el Gobierno asumió su soledad parlamentaria y no estuvo dispuesto a hacer una sola concesión en busca de socios. Después de tres meses de debates en ambas cámaras, solo admitió 9 de las casi 3.800 enmiendas a los Presupuestos planteadas por los grupos de la oposición y en todos los casos se trató de tecnicismos o asuntos menores sin repercusión en el gasto.