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La oposición se revuelve por el blindaje de Mursi

La oposición ha calificado de "golpe" la resolución presidencial destinada a proteger los poderes del mandatario ante la Justicia

EL CAIRO Actualizado: Guardar
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Decenas de miles de personas se han echado a la calle en El Cairo y otras ciudades egipcias para protestar contra la decisión del presidente de Egipto, Mohamed Mursi, de blindarse ante la Justicia, una medida que este ha defendido en un discurso ante sus fieles.

La controvertida declaración constitucional anunciada el jueves, por la que todas las decisiones presidenciales quedan fuera del escrutinio judicial, ha empujado a los grupos de la oposición no islamista y a asociaciones de la sociedad civil a convocar protestas que en algunos casos han tenido derivas violentas.

Jóvenes manifestantes han incendiado sedes del islamista Partido Libertad y Justicia, que presidió Mursi, en las ciudades de Alejandría, Suez o Ismailiya. La mayor concentración, en la emblemática plaza Tahrir de El Cairo, ha transcurrido de manera relativamente pacífica, aunque también se han rebgistrado algunos choques entre la policía y revolucionarios, que han lanzado piedras hacia las fuerzas de seguridad que custodiaban las cámaras del Parlamento.

Según han señalado fuentes de la seguridad egipcia, más de 200 personas han resultado heridas durante la jornada en El Cairo y otras 70 en Alejandría. El Ministerio del Interior ha señalado en un comunicado que ocho policías, entre ellos un general, también han resultado heridos en los choques.

Una manifestante en Tahrir, que se ha identificado como Nermin y es miembro del partido Al Dostur, ha explicado que se unió a la protestas porque "ha nacido un nuevo dictador, y después de la Revolución del 25 de Enero (de 2011, en la que fue derrocado el presidente Hosni Mubarak) nadie tiene derecho a tomar todos los poderes". "No nos vamos a ir de aquí hasta que Mursi salga, nos pida perdón y retire el acta constitucional", ha subrayado Nermin.

Mursi se defiende

No muy lejos de Tahrir, junto al Palacio Presidencial, Mursi aparecía en público por primera vez desde que dictó su decreto, rodeado por los más fieles y subido a un escenario montado por su antiguo partido. Allí, ha defendido que nunca ha sido su intención la de acumular poderes, pero que si ve al país en peligro "hará lo que sea necesario" con el objetivo, ha dicho, de conseguir la estabilidad política, económica y social.

En su declaración presidencial, Mursi también decretó que la Asamblea Constituyente y la Cámara Alta no pueden ser disueltas por los tribunales. Inmerso en una guerra abierta con el Poder Judicial, Mursi ha acusado a "quienes se esconden detrás de los jueces" de querer hacer descarrilar la transición a la democracia. "No me gusta ni quiero utilizar procedimientos excepcionales, pero si veo que mi país está en peligro lo haré, porque es mi deber", ha manifestado, al tiempo que ha asegurado que tiende la mano a la "oposición real". "Respetamos la institución judicial, porque en ella hay muchos individuos limpios, pero estamos frente a quienes se esconden tras ella. Los desenmascararemos; que no se piensen que no los vemos", ha agregado.

Grietas entre sus allegados

Estas polémicas decisiones han abierto varias vías de agua para el primer presidente de Egipto elegido en democracia, no solo entre sus adversarios, sino incluso entre los próximos a él. Uno de los cuatro asesores presidenciales, el cristiano copto Samir Morqos, ha anunciado su dimisión "definitiva e irrevocable" motivada por las decisiones de Mursi, que "fueron una sorpresa y se tomaron sin haber consultado previamente a los asesores".

Mientras, el islamista moderado y excandidato presidencial Abdelmoneim Abul Futuh ha criticado duramente al presidente a través de su cuenta en Twitter. "La revolución estalló contra el poder individual absoluto, y colar un demanda revolucionaria en medio de un paquete de decisiones dictatoriales es una derrota para la revolución", ha dicho Abul Futuh, en referencia al decreto, también anunciado ayer, que ordena repetir los juicios contra los responsables de la muerte de manifestantes.

Mientras, el exprimer ministro Ahmed Shafiq, que fue derrotado en la segunda vuelta de las presidenciales por Mursi, ha difundido un comunicado en el que ha advertido al mandatario de que "pagará un alto precio" por el acta constitucional. "El presidente, con sus resoluciones, ha destruido las bases del Estado egipcio, ha monopolizado de manera absoluta el poder y ha insultado a 90 millones de egipcios", ha subrayado Shafiq, quien ha agregado que el texto convierte a Mursi en "una criatura extraterrestre, que no puede ser criticada o procesada por la justicia".