análisis

La 'nueva oposición' siria

El movimiento, hecho por sirios y para sirios de todos los colores, oficializa que la revuelta es una guerra civil

MADRID Actualizado: Guardar
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El nuevo y largo nombre político de la rebelión siria sugiere cierto embarazo a la hora de bautizarla: 'Coalición Nacional de las Fuerzas de la Revolución Siria y la Oposición' y apenas horas después de su presentación en sociedad ya es llamada, sin más y por economía de medios, 'Coalición Nacional'.

Este lunes, en El Cairo, en el sitio adecuado, la sede de la Liga Árabe, se produjo, a nivel de ministros de Asuntos Exteriores, la presentación en sociedad de lo que parece llamado a ser el deseado cuerpo acordado de toda la oposición, con solo dos excepciones, no muy pequeñas: los factores yihadistas, muy activos y muy autónomos en el terreno militar y en parte extranjeros, y la clásica y más moderada oposición interior tolerada por el régimen, la 'Coordinación Democrática'.

Todos los demás están en la nueva estructura, con el antiguo clérigo e imam de la gran mezquita de los Omeyas, Ahmed Moaz al-Jatib como presidente, tras las difíciles transacciones que durante cuatro días celebraron en Doha bajo los auspicios del gobierno qatarí.

Todos han cedido y procedido por partes: el antiguo 'Consejo Nacional Sirio', la organización primera, se mantiene, pero pierde su vieja autoridad, los Hermanos Musulmanes, de perfil bajo pero pesando mucho en el interior del levantamiento, y los laicos. Uno de ellos, Georges Sabra, cristiano, es el nuevo jefe del Consejo desde el sábado y junto al religioso moderado al-Jatib figuran como vicepresidentes una figura carismática de la oposición interior, el exdiputado Riad Seif y una conocida militante de Homs, Suhair al-Atassi.

El nuevo diseño occidental

Al borroso presidente del Consejo saliente, el sirio kurdo Abdelbaset Saida, se la dejado un puesto en el nuevo organigrama, técnicamente una dirección colegiada y Riad Seif tal vez no es el nuevo número uno porque su salud es precaria y él mismo se autoexcluyó. Su opinión contará mucho y su consejo será sin duda requerido a menudo por al-Jatib.

El episodio, que mañana martes seguirá en El Cairo y está provocando ya movimientos diplomáticos de calado, es muy importante y obedece al deseo occidental de introducir cambios que garanticen coherencia, dinamismo, unidad de objetivos en la diversidad y, para decirlo con palabras de Hillary Clinton, abiertamente, que anulen la influencia creciente de los grupos que están secuestrando la revolución… es decir, los radicales islamistas armados en la órbita de Al-Qaida.

Se ha producido una rápida coordinación occidental, sobre todo entre Washington, Londres y París (la antigua potencia colonial, Francia, a través de su ministro de Exteriores, Laurent Fabius, particularmente activa e impaciente) y lo sucedido ayudará a cambiar mucho el escenario del conflicto en todos los órdenes. Hace solo unas horas, por ejemplo, el 'Consejo de Cooperación del Golfo' (o sea, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Qatar, Bahrein y Omán) anunció el "completo reconocimiento" de la Coalición Nacional Siria a todos los efectos.

La oficialización de la guerra civil

Se puede esperar que se adelante todo lo posible una de las obligaciones contraídas por los opositores, la creación de un gobierno en el exilio, para que pueda ser reconocido diplomáticamente por todo país que desee hacerlo y contribuir al aislamiento internacional del régimen sirio. De modo indirecto, y esto no es menor, el movimiento, hecho por sirios y para sirios de todos los colores, oficializa, si vale decirlo así, que la revuelta es una guerra civil, lo que conceptualmente el régimen rehúsa aceptar ya que presenta el conflicto como una lucha entre un gobierno legal y "bandas terroristas apoyadas por medios extranjeros".

El cambio debería producir, inevitablemente, dos repercusiones adicionales: a) tal vez haga inútil la misión mediadora de Lajdar Brahimi, quien está hoy en El Cairo en contacto con los nuevos actores del drama, puesto que el gobierno sirio no aceptará a la nueva plataforma como un interlocutor válido y se remite siempre cuando predica "un acuerdo entre sirios sin interferencias" a la más modesta oposición interior ausente del cambio en marcha; b) permitirá evitar, dando un rodeo, el veto de la ONU, por la conducta rusa y china en el Consejo de Seguridad, a toda acción directa exterior.

En efecto, un país podrá reconocer al nuevo gobierno en el exilio como el genuino gobierno sirio tras romper diplomáticamente con Damasco y dar asistencia económica y militar al nuevo ejecutivo sin considerar una intervención con el formato de la de Libia en marzo de 2011. Este puede ser un cambio cualitativo y en ese orden lo sucedido es una grave complicación para la gestión rusa de la crisis. Moscú se limitó hoy a un comentario frío y corto indicando que “las alianzas en curso deben actuar como plataformas de regulación política del conflicto por los propios sirios, sin interferencia” …