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El peso de ser Messi y Villa

Su relación vuelve a quedar bajo sospecha tras una discusión en Glasgow, pero solo son dos ganadores que se pelean por asumir la responsabilidad en los peores momentos

BARCELONA Actualizado: Guardar
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En el Barça las derrotas nunca llegan solas. En un club tan acostumbrado a ganar en los últimos años, un simple tropiezo como el del miércoles en Glasgow, aunque el 2-1 ante el Celtic no sea trascendente, se convierte en una herida en la que se invita a hurgar. Son tantas temporadas de caras sonrientes y de mandíbulas desencajadas por las alegrías que ahora cuando un jugador le pide el balón a otro más efusivamente de lo normal con el marcador cuesta abajo parece una crisis interna en el vestuario. Y si los protagonistas de la discusión, más grande o más pequeña según el medio de comunicación que lo cuente, son Messi y Villa, aquello ya es una guerra civil. Es lo que tiene ser jugadores de primer nivel internacional: todo se magnifica. El argentino, el mejor del universo, y el asturiano, campeón de Europa y del mundo, aman la responsabilidad y la quieren asumir en los peores momentos en lugar de mirar hacia otro lado. Tiene el prestigio que tienen porque no tienen miedo a fallar en esos instantes en los que la afición la toma con el que dispara fuera, no contra los que se inhiben. Y en Celtic Park, como sucedió en la bronca precedente ante el Granada en el Camp Nou (con 0-0), simplemente quisieron arreglar el problema con su calidad individual. Y al mismo tiempo no se puede, claro.

La relación de Messi con Villa siempre ha estado bajo sospecha. Cuentan que los compañeros del 'Guaje' en la selección, los Xavi, Iniesta y compañía, le avisaron cuando llegó en el verano de 2010 que no intentará competir con el '10' en goles ni en la ubicación en el terreno de juego. El pasillo del '9' tenía dueño. Villa todo eso ya lo sabía cuando fichó y llegó mentalizado para desplazarse a la banda izquierda del ataque, zona que ya había ocupado en la selección española en el Mundial de Sudáfrica con un resultado extraordinario: él desastascó a España ante Honduras y Chile en una primera fase que se había complicado con la derrota ante Suiza y dio la victoria en octavos de final y cuartos ante Paraguay y Portugal. Fue el héroe olvidado de 'La Roja' quizás porque no jugaba entonces en el Madrid ni el Barça. Todavía pertenecía al Valencia. Pero todo aquel valor que mediáticamente le negaron los medios de comunicación españoles (¿alguien se imagina a Cristiano o Iniesta, por poner dos ejemplos, monopolizando los goles en cuatro partidos decisivos de un gran torneo?) sí se lo concedió a Leo Messi, quien no pudo ni supo avanzar con la selección argentina. Él, que ya era admirado y tenía un Balón de Oro, jugó aquel Mundial bloqueado por la responsabilidad, alucinando en la distancia con aquel '7' de España que sí se echaba a su selección a la espalda.

Vale la pena recordar aquel verano porque es la clave de la relación de Messi con Villa. El argentino supo que al Barça llegaba un delantero dispuesto a marcar también los goles decisivos, como Eto'o e Ibrahimovic, pero a diferencia del camerunés y del sueco, el de Tuilla no estaba solo ni era un tío raro como aquellos: contaba con el apoyo de media plantilla, sus amigos en la selección española. Y puede que siempre haya estado en guardia por ello.

Sin embargo, la primera temporada del 'Guaje' fue impecable. Humilde, siempre pensando en el colectivo, arrancó por la izquierda, combinó, buscó a Messi, marcó más de 20 goles entre todas las competiciones y cerró el curso 2010-11 con la Liga y la Liga de Campeones ante el Manchester United, partidazo memorable en el que marcaron Messi, Villa y Pedro (3-1). Entre los dos se hartaron de darse asistencias. Se entendieron.

Sus broncas a los canteranos

Fue en la segunda campaña cuando sí surgieron los primeros interrogantes sobre un supuesto mal rollo entre ambos. Con Pep Guardiola agotado psicológicamente, como él mismo confesó meses después, desde el principio surgieron algunos conflictos internos que el Barça supo tapar: aquel 3-4-3 que se inventó para incrustar a Cesc generó más de un debate, Pedro comenzó a desaparecer de las alineaciones... Villa, para colmo, tuvo un mal inicio de campaña, con ocasiones falladas hasta el punto de que la afición comenzó a cuestionarle. Y posiblemente el 'Guaje' tambien cambió en ese momento su forma de pensar. Se llevaba todos los palos pese a que era el jugador más solidario del equipo en cuanto a su colocación en el campo, siempre abierto, lejos del gol para arrastrar defensas y abrir pasillos para Cesc y Messi. Y pidió su espacio con otro tipo de movimientos en el campo. Saltaron algunas 'chispas', pero el asunto no pasó a mayores porque Villa se lesionó de gravedad en la tibia izquierda en diciembre de 2011 y no reapareció hasta el pasado mes de agosto. Messi, pese a los rumores, fue a visitarle a la clínica y le mandó sinceros mensajes de ánimo.

Todo aquel supuesto conflicto estaba olvidado hasta que llegó el Barça-Granada de la presente Liga, primer partido de Villa como titular tras su lesión. El gol no llegaba y Messi le reclamó a Villa con aspavientos un pase que el asturiano tardó en darle. Las cámaras lo captaron todo, los dos rostros, la secuencia completa. «¡Ya te la he dado, Leo!», le aclaraba el asturiano con poca voluntad de pelear. Y el argentino proseguía: «¡Era antes, era antes!». Pese a la importancia que se le dio, fue una discusión futbolística, sin insultos ni gestos polémicos. Pero eran Messi y Villa, no Messi y Pedro (alguna se ha llevado también de Leo), Messi y Alexis (el chileno es un gran encajador), o Messi y Tello o Cuenca (el día que los canteranos escriban sus memorias de las 'broncas' de Leo, lo de Villa parecerá un cuento de hadas...). Sí pecó aquel día el argentino de falta de sensibilidad con un jugador que llevaba muchos meses de baja.

De aquello habló Messi poco después, quitando hierro: «Se armó un poco de lío cuando pasó lo que pasó con Villa. Obviamente quedó todo dentro del campo. Nos llevamos muy bien, igual que con todo el vestuario. Es una gran persona y no se pelea con nadie porque es muy difícil pelearse por el carácter que tiene. Se habló de más por lo que pasó, pero no hay ningún problema». Y Villa lo zanjó recordando que son lances del fútbol que no solo ocurren en los partidos, también en los entrenamientos.

En Glasgow se repitió la historia, en este caso casi sin imágenes, más que nada contado por los que estuvieron en el estadio. Villa disparó a portería con Messi pidiendo un pase. Es lo de siempre. Dos jugadores que quieren ganar y que se la juegan porque creen en sí mismos. Bendito problema para Tito.