Pilar del Río, viuda de Saramago , en la presentación de 'Claraboya'. / Foto: Efe | Vídeo: Atlas
literatura

Saramago antes de Saramago

'Claraboya', el 'libro perdido' del Nobel portugués, llega al lector español seis décadas después del fracaso en su intento de publicarlo

MADRID Actualizado: Guardar
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Lisboa, 1953. Con 31 años, el menesteroso trabajador José Saramago sueña con ser escritor. Entrega el manuscrito de su segunda novela, 'Claraboya', a un amigo para que lo envíe a una editorial. Pero el posible editor deja dormir el sueño de los justos a un texto "duro, transgresor y políticamente incorrecto" que pone en solfa todas las convenciones de la pacata sociedad lusa, entonces bajo el dictatorial yugo salazarista que aun pervivirá casi tres décadas. Solo 36 años después, cuando Saramago ya era un escritor de fama universal, la editorial halló y rescató aquel original y se lo devolvió a su autor. Saramago jamás lo releyó, no lo corrigió y dejo en manos de sus albaceas la decisión de publicarlo. Y eso es lo que seis décadas después de su escritura ha decidido hacer su viuda, albacea literaria y traductora, la sevillana Pilar del Río, que ha vertido al español 'Claraboya', "el libro perdido de Saramago" del que, al fin, el lector puede disfrutar en castellano (Alfaguara) y catalán (Edicions 62).

Aquel joven Saramago, casado y padre de una hija, inauguraba la treintena "sin un céntimo, pero con todos los sueños a punto". Pero solo obtendría una respuesta del editor casi cuarenta años después, cuando estaban próximos a rendirse a su talento los académicos suecos. Aquella novela seminal encierra en sus 300 páginas las claves del universo de Saramago, según reconoce Pilar de Río. "Es la puerta de entrada a Saramago mediante una novela madura y emocionante que anticipa y retrata a muchos de los personajes que pueblan su obra posterior" asegura su viuda.

'Claraboya', que llega simultáneamente a todos los mercados hispanoamericanos y que se había publicado ya en Portugal y Brasil, refleja la capacidad de su autor "para adentrarse en el alma de los personajes y captar sus sufrimientos, sueños, ilusiones, frustraciones, anhelos, ilusiones, miedos, alegrías, mezquindades y grandezas mediante una novela transgresora".

El esquema es tan sencillo como efectivo. El narrador entra en un viejo y decadente edificio de vecindad de la capital lusa a través de la habitual claraboya y hace como que todas las paredes del inmueble fueran de cristal. Recrea "con trazo firme las penurias y la opresión que se respiraba en la Lisboa de los años 50, en lo más duro de la dictadura de Salazar, un Portugal sombrío y desesperanzado", resume la viuda del escritor.

Pilar del Río explica en el prólogo como "el libro perdido de Saramago" se convirtió "en el libro hallado en el tiempo". Mientras se afeitaba de muy buena mañana, Saramago recibió una llamada un día de 1989. Un editor le explicó que "en una mudanza de las instalaciones" había aparecido el original de 'Claraboya' y le trasmitió que para el sello "sería todo un honor publicarla". Saramago era ya un autor reconocido que daba los últimos toques a una de sus grandes novelas 'El Evangelio según Jesucristo'. Decidió que 'Claraboya' no se publicaría mientras él viviera. Era su manera de responder "a la dolorosa humillación de no haber recibido nunca una respuesta del editor" según explicó su viuda y presidenta de la Fundación José Saramago. "Aquel larguísimo y doloroso silencio de décadas le sirvió para llenarse por dentro, para irrumpir luego con voz propia tras veinte años sin escribir", sostiene Pilar del Río.

Nido de víboras

Está claro que los editores leyeron la novela, pero que les faltó valor para publicarla. "Era un libro muy duro para la época que satiriza las convenciones sociales y la política. Pone en solfa la familia, base de la sociedad portuguesa de la época, que se retrata como un nido de víboras". En la novela "hay violaciones, amores lésbicos, malos tratos y hasta una mantenida, todo insoportable para la sociedad portuguesa de aquellos años" apunta Pilar del Río.

Saramago, "hijo y nieto de analfabetos que no fue jamás a la universidad" como recordó Pilar Del Río, tuvo el arrojo "de atreve a interpretar, con menos de 30 años, el cosmos de esa casa de vecinos con brújula propia y con Pessoa, Shakespeare, Eça de Queirós, Diderot y Beethoven como amable compañía" resume su viuda.

El autor de 'La balsa de piedra', 'El año de la muerte de Ricardo Reis' o 'Memorial del convento' no quiso releer jamás el original de 'Claraboya'. "Sabía que tenía interés, que estaba bien escrito y lo recordara a la perfección" constata Pilar del Río, para quien la novela "refleja una época de penurias muy parecida a la actual". Del Río añora suave pero firme voz de su esposo "para denunciar las matanzas de Siria y otros atropellos de los que somos hoy testigos distantes".

José Saramago (1922-2010), Nobel de Literatura en 1998, murió cuando trabajaba una novela sobre la industria y el tráfico de armas que tituló 'Alabardas, alabardas, espingardas, espingardas', un verso tomado de Gil Vicente. Un texto inacabado, de apenas cincuenta páginas, que se publicará este año "dentro de un proyecto muy hermoso que va más allá de la literatura".