El sida se frena en todo el mundo

Hace 30 años que se notificaron los primeros casos de sida. Desde entonces sus consecuencias han sido devastadoras. El VIH, causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida, infecta a 34 millones de personas y ha matado a otros 30 millones. Frente a lo que pudiera parecer, hay motivos para la esperanza. En solo tres décadas, de ser una enfermedad mortal, el sida se ha convertido en una enfermedad crónica en los países ricos. En las naciones pobres, sin embargo, el VIH sigue causando estragos, aunque menos que antes. Las muertes ocasionadas por el virus se redujeron un 22% en los últimos cinco años, y el número de personas contagiadas por el VIH disminuyeron un 15%, según los datos procurados ayer por la Organización Mundial de la Salud (OMS), Unicef y el Programa conjunto de Naciones Unidas para el VIH/sida.

En España, el VIH experimenta un repunte entre los varones homosexuales. En este grupo, en apenas un año, las nuevas infecciones han aumentado en casi seis puntos porcentuales, al pasar de un 39,8% en 2009 a un 45,6% en 2010. Aunque no se diga expresamente, parece que el sexo sin preservativo entre los homosexuales masculinos está avanzando. Una de las cosas que está fallando es la detección precoz de la enfermedad. El diagnóstico tardío entre los hombres heterosexuales alcanza el 59%, lo que ayuda a que se incremente la propagación del VIH.

De acuerdo con los datos enviados por las comunidades autónomas al Ministerio de Sanidad, el año pasado se registraron 2.907 nuevos diagnósticos de VIH, de los cuales el 82% eran hombres y la media de edad alcanzaba los 35 años.

La sombra de la crisis

Fuera de los países desarrollados, se han experimentado progresos en lo que se refiere al acceso a los tratamientos antirretrovíricos, que ya reciben el 47% de la población, si bien todavía queda mucho camino por recorrer. Con todo, gracias a la extensión de los medicamentos se han podido salvar 700.000 vidas.

En España, donde los medicamentos contra el VIH son universales, planean algunas dudas por las políticas de las comunidades autónomas de contener el gasto a toda costa, especialmente en Cataluña. Si en los años noventa había que tomar varios fármacos contra el VIH, hoy en día es posible tomar una sola píldora que reúne varios fármacos, lo que se llama medicamentos a dosis fijas. Para algunos de los componentes de esa dosis fija hay medicamentos genéricos, pero no para todos. Una política de austeridad a ultranza, puede llevar a recetar únicamente genéricos, lo que para el enfermo supondrá retrotraerse a tiempos pasados y volver a tomar un sinfín de pastillas, circunstancia que dificulta el cumplimiento del tratamiento. Y este hecho puede dar lugar a una mayor transmisión del VIH y a que se eleven los nuevos contagios.

De ello están alertando las asociaciones de pacientes y ONG, y parece que por el momento se han atajado los ímpetus de la Generalitat en esta materia. "No estamos de acuerdo con una política que ignore las especificidades propias de cada paciente", dice Ferràn Pujol, fundador de Barcelona Checkpoint, que atiende a pacientes gais, el grupo más expuesto al VIH y el más estigmatizado.

La ONU también advirtió que frenar la expansión del sida, que se ha conseguido con esfuerzos ímprobos, se puede ir al traste si la crisis hace mella en los presupuestos sanitarios. "Al mundo le ha costado 10 años lograr este impulso", aseveró Gottfried Hirnschall, director del departamento de lucha contra el VIH de la OMS.

En África, donde el pesimismo sobre las posibilidades de atajar el VIH era muy acendrado, se han conseguido logros que hace tiempo parecían inimaginables. Por ejemplo, se han conseguido muchos progresos en las pruebas de detección del virus, lo que ha permitido llegar a un 61% de las mujeres embarazas en el este y sur del continente, lo cual representa un 14% más que en 2005.

El número de personas que reciben tratamiento antirretrovíricos sigue aumentado y alcanzaba a fines de 2010 los 6,65 millones, según el 'Informe sobre la Respuesta Global al VIH/sida'. Otro progreso se refiere al número de nuevas infecciones. En 2010 se registró su más bajo nivel desde 1997, con 2,7 millones, es decir una disminución del 21% con respecto a 1997.