naturaleza

El secreto de la lengua del colibrí

Un grupo de científicos echa por tierra una creencia de 180 años al descubrir cómo se alimentan estas aves realmente

MADRID Actualizado: Guardar
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Todos hemos admirado la escena en imágenes de televisión y los más afortunados la han visto en plena naturaleza. La forma en la que se alimenta un colibrí, suspendido en el aire mientras su lengua parece dispararse para capturar el néctar de una flor, ha asombrado siempre a los científicos. Los ornitólogos creían que estas aves utilizaban un truco de la física llamado acción capilar para capturar su manjar, de forma que el néctar prácticamente se adhiere a la lengua del pájaro. Es lo que ocurre cuando se introduce un cartón en un vaso de agua y ésta se «pega» al cartón y repta hacia arriba hasta que la fuerza de la gravedad comienza a impedírselo.

Esta teoría se ha impuesto desde 1830 y nunca había sido cuestionada -ni probada- hasta que un escéptico grupo de científicos de la Universidad de Connecticut (EE.UU.) ha examinado los «modales en la mesa» de un buen número de colibríes y ha concluido que la teoría es falsa. El líquido no se «pega» a la lengua, sino que ésta se enrosca y cambia bruscamente de forma para atraparlo. La investigación aparece publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

«Los colibríes son pequeños, rápidos, y se alimentan en las flores, cuyo interior es difícil de ver», dice Alejandro Rico-Guevara, principal investigador del estudio. Estos tres factores impidieron a los científicos observar de cerca la alimentación del colibrí hasta el advenimiento de la tecnología moderna. En el siglo XIX, los biólogos propusieron que los colibríes bebían el néctar de las flores gracias a la acción capilar, el proceso pasivo por el que un líquido se eleva en un tubo estrecho, debido a las fuerzas de atracción del líquido a la superficie sólida interna del tubo. La idea era en un primer momento controvertida, pero en parte porque resultaba muy difícil de probar, fue aceptada.

Cuando los científicos introdujeron programas de ordenador para modelar lo que veían en la naturaleza, aceptando la teoría de la acción capilar, llegaron a la conclusión de que el picaflor prefería los néctares finos y acuosos a los más espesos. Esta apreciación fue la que hizo sospechar a los investigadores de Connecticut, ya que, por su experiencia, estas aves optaban siempre que podían por las flores con los jugos más espesos.

Como la lengua de una serpiente

Dispuestos a esclarecer el misterio, Rico Guevara y su equipo utilizaron una cámara de vídeo de alta velocidad y gran definición para ver a través de flores artificiales que ellos mismos habían preparado y capturar exactamente lo que sucede cuando los colibríes beben el néctar. Grabaron a 30 colibríes de diez especies diferentes y realizaron el examen microscópico de los cadáveres de otras 20 aves.

Lo que encontraron fue muy diferente a lo que proponía la vieja teoría. Al entrar en contacto con un líquido, la lengua tubular del colibrí se comporta como la lengua bífida de una serpiente. De esta forma consigue atrapar el néctar y retraerse a continuación, tirando del líquido hacia la boca del pájaro. Los investigadores creen que otras especies de los más de 200 tipos de aves que se alimentan de néctar podrían utilizar este proceso. De ser así, el hallazgo podría cambiar la forma de pensar de los ecologistas sobre el comportamiento, la ecología y la evolución de estas aves.

Además, señalan los investigadores, este nuevo proceso de recolección de líquido puede ser útil para los ingenieros. Una característica de este mecanismo es que no requiere de energía por parte de las aves; todos los movimientos son impulsados por los cambios de presión y de las interacciones moleculares entre la lengua de los pájaros y los fluidos circundantes. De nuevo, la naturaleza ha dado una sorpresa.