Mikel Karrera, en sus años de estudiante y en la actualidad. / La Rioja
lucha antiterrorista

La infancia y adolescencia de Mikel Karrera, jefe del 'aparato militar' de ETA

Los compañeros del instituto y sus vecinos le recuerdan como un chico inteligente y muy educado

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¿Cómo un joven inteligente, muy educado y sociable se convierte en el máximo responsable de una banda de asesinos? La respuesta, independientemente del número de horas de terapia, no existe. Nadie en Alfaro sabe cómo Mikel Karrera, aquel joven que con 17 años dejó el Gonzalo de Berceo y que antes había estudiado en el colegio José Elorza, se ha convertido en el máximo responsable de ETA, aunque a muchos la noticia no les ha sorprendido demasiado.

La Guardia Civil considera que Karrera es el responsable del envío de explosivos a la base de ETA desmantelada en Portugal. Él fue quien alquiló en Besançon (Francia) la furgoneta interceptada con explosivos el 9 de enero en Zamora. Ésa es la última pista que se tenía de una carrera que comenzó en 2003 cuando, aún sin estar fichado, huyó después de formar parte, presuntamente, de un 'comando' legal en Navarra. Además se investiga su participación en varios atentados mortales en Navarra y Zaragoza, entre los que se incluye el asesinato del presidente del Partido Popular aragonés, Manuel Jiménez Abad, y el del Guardia Civil Juan Carlos Beiro.

¿Cómo era Mikel en el Alfaro de finales de la década de los 80? Algunos de sus compañeros del Gonzalo de Berceo le recuerdan como "un chico inteligente, que tenía sus amigos aquí y que, después de marcharse a Pamplona a estudiar alguna ingeniería, nunca más regresó". Pero según señalan "apuntaba maneras. Era demasiado vasco para no ser vasco y más de una vez hemos pensado que acabaríamos viéndolo en algún cartel de los más buscados".

Una familia extremista

Su capacidad intelectual la confirman algunos de los que intervinieron en su proceso formativo. "Era un chico normal que no sobresalía por nada y que estaba en el nivel medio-alto de la clase". Más allá de su inteligencia, Mikel destacaba entre los docentes por su educación: "Era un chaval muy, muy educado. Sorprendía que con 17 años siempre tuviera el 'gracias' o el 'por favor' en la boca. No era más rebelde que el resto de los chicos de su edad".

Frente al Instituto Gonzalo de Berceo, en la calle Juan Heredero, se eleva el edificio Florida. Allí vivió la familia Karrera y muchos son los vecinos que aún recuerdan su paso por la ciudad. "Eran muy educados", comentaba, con recelo y sorprendida, una vecina en el portal del edificio. "Ya no viven aquí, se marcharon hace mucho y sólo hemos visto al padre, a Martín, en alguna ocasión, en algún funeral al que ha venido. Debe vivir en el País Vasco francés", completaba su compañera.

¿Y sus padres? En Alfaro recuerdan que Martín trabajó durante años en una gran finca ubicada en la carretera de Grávalos. "Era algo extremista y dicen que se fue de la ciudad después de que, tras promover algún tipo de reforma agraria para revalorizar sus fincas, le dieran una paliza". Rumores compartidos por muchos y no confirmados por nadie. Viudo y con dos hijas de su primer matrimonio, el padre de Karrera contrajo segundas nupcias -rotas tiempo después- con "una profesora de una ikastola con la que tuvo a Mikel. Era...". La frase tampoco se completará.

Las últimas noticias de los que fueron sus compañeros le sitúan en manifestaciones abertzales en Pamplona. Sorprendido, alguno le cuestionó que por qué no dedicaba todos sus esfuerzos en la carrera universitaria que estaba cursando. Nunca contestó y, a la luz de los hechos, tampoco le hizo caso.