60 EDICIÓN DE LA BERLINALE

Homenaje a Hanna Schygulla y Wolfgang Kohlhaase, la diva y el talento a la sombra

La actriz y el guionista recibieron sendos Osos de Oro de Honor a toda su carrera en reconocimiento a su labor en el cine alemán

BERLÍN Actualizado: Guardar
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La 60 edición de la Berlinale rindió este jueves homenaje por partida doble a dos leyendas vivas del cine alemán, la actriz Hanna Schygulla, probablemente una de sus divas más internacionales, y Wolfgang Kohlhaase, un talento algo más a la sombra e histórico guionista desde tiempos de la Alemania comunista.

Schygulla y Kohlhaase se repartieron los honores del festival en su cumpleaños redondo, con sendos Osos de Oro de Honor a toda su carrera y con una retrospectiva de diez filmes, uno por cada día del festival, para sus títulos más míticos.

La actriz, de 66 años, representa lo que el ministro de Cultura, Bernd Neumann, llamó exponente de la "atracción magnética" desde la pantalla, mientras que el guionista, de 78 años, es el ejemplo de profesional forjado en los estudios DEFA, de la República Democrática Alemana (RDA), que han seguido marcando el camino tras la reunificación.

De Schygulla se recordaron algunos títulos míticos de sus tiempos de musa de Rainer Werner Fassbinder, como "Lili Marleen" (1980), más otros como "Storia di Piera", de Marco Ferreri (1982) o su participación en "Auf der anderen Seite" ("Al otro lado", 2006), de Fatih Akin, representante de la nueva generación de cineastas germano-turcos.

De Kohlhaase se proyectó el título que colocó el cine de la RDA en el palmarés de la Berlinale , "Solo Sunny", cuya actriz, Renate Krosner, ganó el Oso de Plata a la mejor interpretación femenina en 1980. Y también filmes realizados tras la caída del Muro, como la comedia "Sommer vorm Balkon" (2005), dirigida por Andreas Dresen, realizador identificado con los talentos actuales surgidos en el antiguo territorio germano-oriental.

Dos personalidades dispares

Con los Osos de Oro de Honor a Schygulla y Kohlhaase se homenajeó a dos personalidades dispares que marcaron décadas del cine alemán, la actriz que puso el rostro a inquietantes personajes femeninos de Fassbinder y al "superviviente" del Este, que no quedó engullido por la apisonadora de colegas del otro lado tras la caída del Muro.

Schygulla es, para sus compatriotas, algo así como la continuadora de Marlene Dietrich, la diva más internacional del cine alemán, que dio la espalda a su país tras la llegada de Adolf Hitler al poder, en 1933, para no regresar jamás, tan sólo de visita.

La Dietrich abandonó Alemania en dirección a Hollywood el mismo día en que se estrenó "El ángel azul", el 1 de abril de 1930, luego adoptó la nacionalidad estadounidense y actuó ante sus soldados para animar a la tropa en la guerra contra el Tercer Reich. Murió en París, en 1992, la misma ciudad donde reside Schygulla, aunque en su caso la capital francesa no es exactamente un exilio por razones políticas, sino profesionales, por ser ésta la ciudad donde principalmente actúa como cantante.

Schygulla, nacida en 1943 en la entonces Polonia ocupada, coqueteaba estos días, antes medios alemanes, con la posibilidad de reinstalarse en Berlín sin esperar tanto como la Dietrich, cuyos restos fueron finalmente enterrados en un cementerio berlinés dos años después de su fallecimiento.

Divas distantes

La relación algo compleja de Schygulla y Dietrich con Alemania las une en el calificativo de "divas distantes". Sin embargo, entre ambas actrices hay una diferencia fundamental, según recordaba estos días el director de la filmoteca alemana, Rainer Rother. Dietrich fue, en Alemania como en EEUU, prototipo de la superestrella glaciar, mientras que Schygulla era y sigue siendo algo así como la anti-estrella, más interesada en ofrecer su imagen de ser real que de criatura del celuloide a quien además no asustan ni las arrugas ni las canas, como muestra en sus apariciones recientes.

En sus tiempos de musa de Fassbinder encarnó el modelo de belleza "alemana", de acuerdo a los cánones, pero también la mujer atravesada por conflictos y matrimonios rotos, que tanto apura su magnetismo físico como la elaboración intelectual de sus personajes.

Está en la nómina de divas alemanas, no sólo como la más internacional, sino también como una de las más versátiles, al igual que lo fue Kohlhaase como guionista que, incluso en tiempos de la RDA y trabajando en sus estudios estatales, dio un tono crítico a sus filmes, alejado de los colegas que se entregaron al aparato de propaganda.