Coronavirus

Así fue el traslado de los ancianos de Alcalá desde La Línea: «Gracias por salvarnos la vida»

El pueblo con más casos de Covid-19 por habitante de la provincia de Cádiz celebra su particular victoria al coronavirus con el regreso de 30 residentes

La Guardia Civil tuvo que despejar la entrada al edificio; en los alrededores se concentraron más de cien personas

Una anciana saluda a familiares, concejales y trabajadores de la residencia a su llegada a Alcalá del Valle. Juan Jesús Barriga / FibrAlset TV

Fran M. Galbarro

Alcala del Valle intenta superar el trauma, pero sigue en shock. En un lunes en el que las principales localidades estrenaron la Fase 1 con la apertura de terrazas y comercios, en Alcalá del Valle, municipio de 5.000 habitantes en la Sierra de Cádiz, el símbolo de la desescalada era otro: los ancianos de la residencia Dolores Ibarruri ‘La Pasionaria’ volvían al pueblo un mes y medio después de haber sido trasladados.

Trece residentes perdieron la vida en este periodo, la mayoría de ellos a causa del brote de coronavirus que dejó casi 60 positivos en esta residencia municipal, una de las más prestigiosas en la zona. El Ayuntamiento, desesperado tras conocer los primeros positivos, cedió las competencias a la Junta. La solución aportada por la administración autonómica fue habilitar la antigua residencia de Tiempo Libre de La Línea para atender a los ancianos.

Por ese entonces, el alcalde, Rafael Aguilera (IU), se opuso a un traslado que se realizó sin comunicación previa a familiares ni al equipo de Gobierno. «No voy a permitir que nuestros mayores se mueran en la residencia» , reclamó el primer edil unas horas antes.

Casi 50 días después, el mensaje en los balcones es unánime: ‘Test ya’. Alcalá del Valle es, con 13 contagios por cada 1.000 habitantes, el pueblo con más positivos de Covid-19 confirmados en la provincia de Cádiz. Y con mucha diferencia: el siguiente en la lista es Trebujena, con dos por cada 1.000.

Pese a que hace unos días pidió que se retrasase la vuelta de los ancianos, este lunes el primer edil estaba eufórico. Por la mañana regresarían 28 ancianos desde La Línea y por la noche otros dos desde Villamartín. El equipo de Gobierno había organizado un recibimiento con aplausos desde los balcones, recomendando en un primer momento que ni los familiares acudieran al centro. Misión imposible: a las 13:00 horas, momento previsto de la llegada, numerosos familiares, empleados del centro y concejales aguardaban la llegada de los ancianos a las puertas del centro.

En las inmediaciones se concentraron más de cien personas, algunas visiblemente emocionadas. La residencia municipal se ha convertido en un símbolo para el pueblo . «Los queremos como si fueran nuestros familiares», decía una vecina.

Salida desde La Línea con homenaje a los sanitarios

En torno a las 9:30 de la mañana, los 27 ancianos se despedían de La Línea. Algunos se fotografiaban, otros lloraban y alguno que otro no quería marcharse. Demasiados cambios en tan poco tiempo. Como clausura, una abuela capitaneó un discurso de despedida a los sanitarios del SAMU: «Gracias por salvarnos la vida» .

Más de 110 kilómetros y casi tres horas de recorrido con ánimos muy distintos a los de la última vez. Un autobús y hasta ocho ambulancias (seis colectivas y dos de Soporte Vital Avanzado) escoltados por la Guardia Civil – esta vez sin apedreamientos – devolvieron a los ancianos al que consideran su hogar.

Alcalá del Valle le recibió con pancartas y aplausos desde los balcones, aunque pocos se resistieron a salir de casa pese a la limitación de horarios. La sirena de un vehículo de la Policía Local anunciaba la llegada de los ancianos, interpretada por muchos como una victoria al Covid-19.

Los ancianos fueron bajando uno a uno. Entre ellos estaba Ana, que a sus 107 años puede presumir de ser la persona de mayor edad en superar el coronavirus en España . El goteo elevaba el nivel de emotivididad tras meses de incertidumbre. Patricio bajó en silla de ruedas y pudo ver de nuevo a su mujer y su hijo, rotos en lágrimas. Aplausos también para Dolores, de 99 años, que estrenó la residencia hace más de una década «Queríamos que estuvieran aquí, cerca de los suyos» , explicaba su sobrino.

Pero la euforia no entiende de distanciamiento social y la Guardia Civil , desesperada, tuvo que despejar la entrada al edificio. «Saben que tienen que cumplir las medidas de seguridad. No hay motivo para estar aquí, así que no nos hagan tomar medidas», decía un agente a la multitud. Ni el alcalde, presa del júbilo, lograba entender la actuación de la Benemérita: «¿Tampoco los familiares pueden quedarse?», reclamaba.

Los pacientes en peor estado de salud fueron los últimos en bajar. Para Luis, célebre gaditano de la residencia en el municipio, fue un traslado muy diferente al anterior. Entonces llegó a encadenarse al balcón para no abandonar la residencia. Este lunes bajaba de la ambulancia en silla de ruedas, pero con un cigarro y una coca cola en la mano. Ni siquiera llegó a acceder al edificio: esperó en la puerta, disfrutando de cada calada y de la pasarela. Él también merecía unos minutos de relax.

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