Sociedad

«La educación sexual es una necesidad social urgente en España»

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El profesor de Pedagogía Francisco Javier Jiménez Ríos considera que la educación sexual en España es «una necesidad social urgente». A su juicio, fue un acierto de la Logse definir la educación sexual como una materia transversal, y no como una asignatura más.

El problema es que nunca se ha llegado a desarrollar y, casi siempre, depende del voluntarismo de profesores que, a su vez, carecen de la preparación necesaria para abordar el tema en las aulas. No en vano, la asignatura de Educación para la sexualidad es una optativa en el plan de estudios de los maestros. Licenciado en Teología, Filosofía y Pedagogía y Máster en Sexología y Terapia Sexual, Jiménez Ríos cree que una buena educación sexual aportaría «beneficios sociales incalculables», pero hay fuertes intereses económicos -básicamente, de la industria de la pornografía- contrarios a que esa formación se desarrolle.

El profesor destaca que, a falta de fuentes de información en la familia y la escuela, los niños se fían otros niños o, lo que es peor, de material pornográfico encontrado en revistas, en la televisión o en internet. A su juicio, «el principal error es creer que se sabe todo», una convicción que a veces alientan los medios de comunicación, «porque eso les hace cerrarse al aprendizaje». Las fuentes inadecuadas, subraya, reproducen mitos, prejuicios y tópicos, como la importancia de tamaño del pene o del punto G.

Jiménez Ríos cree que, en ocasiones, «la educación sexual es demasiado preventista, centrada en las enfermedades y en los embarazos no deseados». En su opinión, esta formación debe ser más amplia y contemplar no sólo los aspectos anatómicos o fisiológicos del sexo, sino también los afectivos y espirituales. No en vano, recuerda, para la mayoría de los jóvenes el «sexo con amor» sigue siendo el patrón deseable, según una encuesta entre 1.200 estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Educación. «La sexualidad se manifiesta en todo lo que hacemos y todo lo que somos», afirma el profesor.

Preguntas en bandeja

En cuanto a los padres, recalca este pedagogo, «deben responder a la curiosidad de los niños sobre sexo con la mayor naturalidad del mundo. La técnica, tanto con los niños chicos como con los grandes, es estar tan atento que vayas siempre un poco por delante de ellos, casi poniéndoles en bandeja que pregunten».

En su libro La sexualidad. Una urgencia educativa (Ed. San Pablo, 2004), Jiménez Ríos ahonda en esta idea. «Las emisiones televisivas están repletas de mensajes sexuales (...). Si estamos en casa acompañando a nuestros hijos a ver la tele, algún comentario a modo de pregunta en un momento que pueda provocar comunicación puede ser muy fecundo». Lo mismo sugiere para navegar juntos en internet: «Estamos buscando y nos salta una página porno. Una ocasión extraordinaria para comentar con ellos lo que sienten en ese momento, transmitir serenidad y naturalidad y, si es posible, entablar algún diálogo e incluso indagar sobre el tema. Es una buena forma de objetivarlo y así neutralizarlo».

Lavarse las manos

Considera un error que los padres y los profesores se callen, con el pretexto de que hablar de sexo favorece la precocidad de los chavales. «Se transmite más con lo que no se dice que con lo que se dice -advierte-. Siempre estamos educando, y si no educamos nosotros, educan otros. No podemos lavarnos las manos; tenemos que atrevernos a intervenir en un tema delicado y complejo».