SALIDA. El guardameta de Ghana se adelanta a Toni. / REUTERS
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Un portero de contrastes

Kingston, meta de Ghana, combinó fallos garrafales con grandes paradas

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Richard Kingston desconcertó a todos. A sus compañeros, la ordenada pero poco efectiva defensa ghanesa que se diluyó en momentos puntuales, por sus habituales salidas en falso en la mayor parte de los balones que revoloteaban por su área. Y a sus rivales, una desconocida Italia que durante la primera parte olvidó sus orígenes rácanos, con paradas impresionantes; en ocasiones, incluso, cuando los azzurri ya cantaban el gol.

Firmó, por tanto, una actuación de contrastes. Sobresaliente para lo bueno; muy deficiente para lo malo. En la primera parte evidenció su peor versión. Con una Italia volcada al ataque -algo raro les tuvo que ocurrir-, sus fallos fueron bastante normales. Cada centro transalpino se envenenaba por muy malo que resultase el envío. La mayor parte de las veces se quedaba bajo palos y, cuando no lo hacía, tocaba cantada.

El recuperado Totti puso a prueba por primera vez a este portero que ha desarrollado toda su carrera en el fútbol turco y que ya dejó claro que, en cualquier momento, un error suyo podía adelantar a los europeos. Sin embargo, no ocurrió así pues en el gol de Pirlo nada pudo hacer. El del Milan, el emblema de la elegancia y el toque, se sacó uno de esos misiles que nadie puede atrapar muy cerca del descanso.

El gol número 111

Fue el tanto número 111 de Italia en los Mundiales -luego llegó el 112 por medio de Iaquinta-, pero podía haber llegado antes a poco que Luca Toni hubiese estado un poco más acertado. El Bota de Oro ha agotado la pólvora con la Fiorentina para desgracia de su combinado. Contó con múltiples ocasiones, pero su punto de mira no estaba bien calibrado porque tampoco se puede decir que se topó con Kingston, que ha adaptado el nombre turco Farok Gursoy.

En la segunda mitad, cuando Italia se convirtió en Italia, la típica selección defensiva a la espera del contragolpe, el meta ghanés, que sólo jugó un par de partidos en la fase de clasificación y recibió dos goles, mostró su mejor cara. Con habilidad, frenó a Gilardino, Toni y compañía. No lo hizo con Iaquinta tras un error del veterano Kuffour. Y ya no se le vio más; los azzurri se olvidaron de atacar.