TRIBUNALES

Piden 17 años de cárcel para el ojeador del Cádiz acusado de abusos a menores

Pedro M. V. se ganaba la confianza de los chicos a los que prometía que les haría estrellas de fútbol y les aislaba para aprovecharse de ellos sexualmente

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El caso de Pedro M. V, de 39 años actualmente, causó una gran alarma social, sobretodo en el mundo deportivo donde este ojeador y colaborador de las secciones infantiles del Cádiz C.F. se movía. Fue detenido en 2014 después de que fuera denunciado por un joven por, supuestamente, haberle agredido sexualmente cuando era menor de edad. El juez ordenó su ingreso en prisión después de que se incorporaran a las diligencias el testimonio incriminatorio de lo que podría ser una segunda víctima del entrenador bajo sospecha.

Ahora, es la Fiscalía la que en su escrito de acusación pide para él una pena de 17 años de cárcel acusado de un delito continuado de abusos sexuales (por el que le pide 10), otro igualmente de abusos, cometido sobre un menor de 13 años (penado con 5) y otro por usar a menores para elaborar material pornográfico, dos más.

Según recuerda la calificación fiscal, Pedro M. V., se dedicaba a funciones de entrenador de algunos equipos de fútbol infantiles, «lo que era aprovechado por el procesado para contactar con ellos y establecer una relación de confianza y superioridad derivada de la diferencia de edad y de la posición que ostentaba en el equipo, a fin de conseguir de ellos contactos sexuales para satisfacer sus ánimos libidinosos».

Así relata el escrito el caso de un chico que cuando contaba con 7 años fue víctima de presuntos abusos por parte del entrenador. «Con el pretexto de formarlo como futbolista, acaparaba la mayor parte de su tiempo y lo aislaba del contacto con otros menores de su edad». Esta situación era «aprovechada» por el acusado «para satisfacer» sus deseos sexuales. La primera vez ocurrió en los vestuarios del club donde entrenaban, pero posteriormente «se repitieron habitualmente» en el propio domicilio del menor, aprovechando la ausencia de sus padres, o en otras instalaciones deportivas de la ciudad, hasta el año 2000. Ya habiendo cumplido la mayoría de edad el joven decidió denunciarlo.

Pero no fue el único caso. En sus funciones de ojeador del Cádiz para sus categorías inferiores, el acusado conoció en 2013 a otro joven. Le convenció de la misma manera, prometiéndole que haría de él un gran jugador. Así lo aislaba y se ganaba su confianza. Fue de viaje con él en varias ocasiones y era entonces cuando se propasaba y le hacía tocamientos.

Tras ser detenido por estas conductas, al procesado se le intervino su móvil. En él se descubrió cuatro vídeos que el propio acusado había grabado en los vestuarios.En ellos se pueden ver a menores duchándose o cambiándose de ropa. Eran utilizados por el acusado «para satisfacer su ánimo libidinoso».

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