«Escucharme que esto es muy serio. Más de lo que parece. Tirar todos los huevos. Está la gente muy grave y urgencias colapsada». Cientos de gaditanos recibían el pasado martes este mensaje de voz en sus teléfonos en referencia a la
intoxicación masiva por salmonelosis originada por tortillas en mal estado en un bar de Cádiz. Un mensaje falso, sin contrastar y cuya procedencia no era evidentemente una fuente oficial, sino la supuesta trabajadora de un hospital que, así, sin más, era capaz de adelantarse a todos los análisis e informes de los expertos de la Consejería de Salud y aventurar que el foco tóxico se encontraba en una partida de huevos que podía afectar a todo el que la hubiera consumido.
Según crecía el número de afectados, aumentaba la alarma y, al mismo tiempo, los rumores, los bulos y los embustes a través de Internet, un amplificador que multiplica cualquier comentario que tenga cierto tirón por ser morboso, gracioso o incluso temerario.
Pero el problema se pone más serio cuando la broma o la imprudencia es capaz de colapsar un servicio de Urgencias como ocurría esta semana en el Puerta del Mar. Y el juego es ya maquiavélico cuando se habla de más de una centena de afectados y de decenas de personas temerosas de ampliar esa lista. El rumor siempre ha existido, cierto, pero lo que en el pasado era una leyenda urbana ahora se retransmite al instante y a todo volumen gracias a las redes sociales y aplicaciones de mensajería como Whatsapp. Con episodios como este, no extraña que el propio Tim Berners, el padre de la World Wide Web, haya creado recientemente una fundación para estudiar la fiabilidad de los contenidos.
El catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid y experto en opinión pública, Fermín Bouza, explica que el problema del rumor radica realmente en su evolución. «Se sabe como empieza pero no como puede terminar», afirma. «Se hacen peligrosos porque son capaces de cambiar conductas y equivocar a la gente». Para Bouza la situación que se ha dado con la intoxicación en Cádiz con miles de retuits o reenvíos de informaciones falsas tiene precisamente su cobijo «ideal» en las redes sociales. «Aportan base tecnológica para dar publicidad a contenidos que, a menudo, son interesados». «El bulo es un rumor que históricamente siempre ha tenido mucho que ver con las finanzas y el juego por ejemplo».
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