SUCESOS

Los pisos 'búnker' de El Puerto para esconder y guardar la droga

Dobles puertas, robustas rejas en las ventanas, enormes cerrojos anclados a la pared... así protegían la droga en uno de los narcopisos registrados en la operación en la que ha caído un clan dedicado a vender cocaína

M. Almagro

Algo habrá que esconder si en un piso de apenas cuarenta metros cuadrados, en una de las barriadas más humildes de El Puerto, y sin apenas mobiliario ni enseres de valor, colocas dobles puertas de metal, robustas rejas en las ventanas, varios cerrojos metálicos que anclas fuertemente a la pared, reforzamientos de ladrillo... y todo un sistema de medidas de seguridad (bastante casero pero muy intencionado y estudiado) que convierte tu casa en un auténtico fortín. O algo temerás.

En la 'operación Málaga', la importante investigación de la Policía Nacional que ha desarticulado en El Puerto un clan dedicado a la venta de cocaína a mediana escala, los agentes se toparon con uno de estos narcopisos convertido en búnker. En la Revolera, una barriada cercana a la Plaza de Toros donde el Grupo de Estupefacientes ya ha intervenido varias veces en distintos operativos. Allí, en un bajo, cuando efectivos de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) pudieron con éxito reventar la puerta principal se encontraron con todo este tipo de accesorios. Una verdadera jaula como se puede comprobar en las imágenes que acompañan a esta noticia.

Esta forma de asegurar narcopisos no es en absoluto nueva. Ni en otras provincias, ni en El Puerto. En los años más convulsos de la barriada de José Antonio cuando se contaban más de una veintena de puntos de venta de drogas, era habitual que las casas fueran reforzadas de esta forma. Y que incluso los policías para entrar llegaran incluso a hacer boquetes en la pared porque era más fácil entrar por los tabiques que por la puerta. También las radiales eran y son otro recurso.

Y es que, normalmente, si lo que se esconde es droga (que suele ser) los narcos lo hacen por dos motivos fundamentalmente : primero, para entorpecer los registros y que las fuerzas policiales les incauten la droga (una prueba fundamental), intentando deshacerse de ella antes -como por ejemplo tirándola por el váter-. Y segundo, y cada vez más habitual, protegerse de otros grupos de traficantes que puedan robarles lo que guardan con tanto recelo, lo que se conoce como vuelcos. Sea como sea, las entradas se complican según el alcance que tenga el operativo, además de la peligrosidad y el nivel delictivo de los investigados, quienes, evidentemente, no lo suelen poner nada fácil.

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