La imagen del solar abandonado de Los Chinchorros ubicado en paralelo al cementerio de San José, es deplorable
La imagen del solar abandonado de Los Chinchorros ubicado en paralelo al cementerio de San José, es deplorable - LA VOZ
cádiz

Vandalismo en Los Chinchorros

Denuncian que tienen miedo e inseguridad tras sufrir algunas agresiones, ruidos extraños de noche y coches quemados

MARÍA ROMÁN
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«Vergonzoso, indignante, irritante..». Una vecina que vive junto al solar abandonado de Los Chinchorros, apenas puede articular palabra cuando recuerda los actos vandálicos que día tras día ve impotente desde la ventana del salón de su vivienda La imagen de la gran parcela ubicada en paralelo al cementerio de San José, en Cádiz, es deplorable.

En torno a las edificaciones prácticamente en esqueleto de ladrillo, soportadas por puntales oxidados y rodeadas de redes, se acumulan kilos y kilos de basura. Desde la ventana se aprecian colchones, muebles de todo tipo, una vegetación abundante, gatos, insectos y, según esta vecina, hasta ratas y murciélagos.

«Aquí se acerca gente de todas clases, desde indigentes, delincuentes y hasta niñatos que lo que quieren es hacer daño a los gatos que rodean el solar», expresa esta vecina.

Relata que desde la ventana ve como los menores saltan la valla y con palos de acero buscan a los gatos, para golpearlos y posteriormente grabarlo y colgar los vídeos en internet.

Las continuas denuncias a la Policía Local no sirven de mucho ya que, según expone, «cuando llegan ya se han ido, solo me dicen que como es un solar vallado, es asunto de Urbanismo». La vecina cuenta que ha tenido que cambiar a su hija de lugar de estudio ya que su ventana da directamente a la parcela. «Mi hija tiene 16 años y lo pasa mal cuando ve a estos niñatos maltratando a los animales», expresa.

La mayoría de los que entran allí, especialmente para pernoctar, son personas sin hogar que pasan el día pidiendo limosna en las cercanías y acceden a la parcela cerrada a través de los muros que la rodean, especialmente el situado en el Pasaje de San Leonardo, al que incluso quitan varios bloques para facilitar la entrada y por la calle San Bartolomé. Sin embargo, algunos vecinos del bloque aseguran que cada vez es menos seguro, porque «están entrando muchos niñatos y delincuentes que lo dominan todo».

Con frecuencia se ve entrar a toxicómanos que acuden allí a conseguir drogas y a jóvenes que ven como una aventura el colarse en un territorio prohibido. «Los okupas no molestan. Los pobres, por lo menos tienen un sitio bajo techo donde dormir, aunque no sea muy digno», comenta esta vecina atemorizada ante aquellos individuos que según relata , han llegado incluso a tirar piedras a las ventanas de los bloques cercanos.

Cabe recordar que la promoción de Los Chinchorros, situada frente al antiguo cementerio, se componía de 171 viviendas, 78 de ellas de protección oficial y 93 de renta libre y permutas, que tendría que haberse culminado y entregado hace una década.

Un okupa muerto

«Un día nos levantamos y encontramos las ventanas llenas de huevos podridos» cuenta otro vecino de la zona quien confía en que pronto vuelva la seguridad al barrio. La imagen de la finca es desoladora. Da la impresión de estar frente a un solar de una ciudad tercermundista. De hecho, hay ciudadanos que piensan que en esas calles no vive nadie y arrojan basura y dejan muebles abandonados. El barrio se ha vuelto inseguro y así lo confirma esta vecina que cuenta que hace varios días amaneció un coche totalmente calcinado.

Esta vecina relata que hace una semana, amaneció sin vida el cuerpo de uno de los indigentes que solía pernoctar todas las noches en el solar de Los Chinchorros. José María de 50 años y su pareja Beatriz llevaban más de cinco años refugiándose del frío y de la lluvia en los edificios. Beatriz cuenta que ahora hay pocos okupas allí, pero « se meten niñatos a hacer graffitis y otros a hacer el golfo. También entra gente a robar y otra a fumar y a drogarse, porque ha cogido fama este sitio». Decía que ya no va a volver a Los Chinchorros porque tiene miedo de que le pase algo: «Esto te da libertad pero con un precio muy alto. Es peligroso» afirmaba Beatriz.

Desde la intranquilidad y la vulnerabilidad que impide tomarse la justicia por la mano, los vecinos de esta zona de Los Chinchorros, exigen a las autoridades competentes que hagan valer sus derechos de vivir sin verse intimidados ni agredidos, simplemente por salir o entrar a sus viviendas.

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