Aspecto que presenta en estos momentos el tramo atirantado
Aspecto que presenta en estos momentos el tramo atirantado - a. vázquez
cádiz

A un año del final de la obra

LA VOZ visita las obras del viaducto, donde más de 400 personas trabajan a tres turnos para su culminación a lo largo de 2015

JAVIER RODRÍGUEZ
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La obra del segundo puente de Cádiz ha recuperado por completo el pulso y encara ya su recta final. Ha empezado la cuenta atrás. Todo apunta a que el proyecto estará concluido a lo largo de 2015, aunque nadie se atreve, de momento, a fijar una fecha en el calendario. Será, por tanto, determinante el comportamiento de la climatología para poder cumplir con éxito con la nueva programación de obra elaborada por Fomento y la empresa adjudicataria del proyecto, Dragados.

La lluvia y el viento son los peores enemigos de una obra que se desarrolla entre 70 metros de altura, donde discurre el tramo atirantado, y los 186 metros de altitud de las pilas centrales, desde donde se despliegan los tirantes.

LA VOZ ha visitado la obraen compañía de técnicos del Ministerio de Fomento y ha podido comprobar que el ritmo de trabajo es frenético después del último parón sufrido el pasado verano como consecuencia de un expediente de modificación de proyecto presentado por Dragados a primeros de agosto y resuelto por Fomento a finales de septiembre.

La empresa adjudicataria reclamó entonces al Ministerio la revisión de todos los cambios que había sufrido la obra desde su inicio en 2007 y que, pese a todo, no estaban incluidos en el contrato de adjudicación de diciembre de 2006. Las alteraciones del proyecto se centraban, por un lado, en el desembarco del tablero en la glorieta de El Corte Inglés. Inicialmente se proyectó en altura, lo que obligaba a distribuir el tráfico de las avenidas de Las Cortes y Astilleros a través de túneles. Esta idea no convenció al Ayuntamiento ni tampoco a los vecinos y hubo que desarrollar en 2008 un nuevo trazado sobre plano para que el puente llegara a Cádiz a cota cero.

La segunda modificación de calado fue la colocación de una plataforma tranviaria en el tablero central que permitirá en un futuro la circulación de un metro-tren.

La tercera modificación técnica fue la sustitución del tramo móvil diseñado por Manterola por uno desmontable. Al margen de estos cambios, la obra ha ido engordando su presupuesto como consecuencia, entre otras cosas, de nuevos planteamientos en el cálculo de las pilas sobre el agua. Los dos años de retraso que ya acumula el proyecto también han servido para aumentar la factura. De cualquier forma, el propio Manterola ya advirtió en su momento que el precio de la adjudicación era muy ajustado para una obra de tanta envergadura, sin embargo, el Gobierno socialista y en especial la ministra Magdalena Álvarez hicieron caso omiso a ese toque de atención.

La presentación de este expediente llevó a Dragados a paralizar los tajos durante dos meses y a Fomento a recalcular las últimas facturas. Así lo recogen los Presupuestos Generales del Estado para 2015. El Ministerio de Fomento ha tenido finalmente que poner más dinero encima de la mesa para que Dragados reactivara la obra. Las cuentas del Estado recogen una partida para 2015 de 59,3 millones de euros para sufragar el puente, otra para 2016, de 63, y una tercera para 2017 de 16,3 millones. En total, el gasto al que asciende el nuevo acceso de la Bahía es de 506,9 millones de euros, nada que ver con los 273 millones de euros que recogía el contrato de adjudicación de noviembre de 2006.

Una vez que se ha superado el contratiempo del expediente de modificación, la obra ha recuperado plenamente la actividad y más de 400 personas trabajan a destajo a tres turnos para cumplir con la fecha definitiva de terminación, después de siete años de obra.

Un desafío permanente

El proyecto se encuentra en estos momentos al 85% de su ejecución. El trabajo de ingeniería ha superado con nota el principal desafío que recoge el diseño de Javier Manterola. Se trata de la construcción de un tramo atirantado sobre el mar con una luz entre los ejes centrales de 540 metros, la mayor de España.

La construcción de este tramo de 1.180 metros de longitud a una altura de 69 metros del agua ha significado un salto cualitativo para la ingeniería española, ya que tanto el diseño como el modelo constructivo ha suscitado el interés de varias universidades del mundo. No ha sido fácil ensamblar la estructura en altura.

Para ello, se han necesitado dos carros de izado, construidos 'ex profeso' para esta operación, que durante un año han ido elevando una a una las dovelas que han completado este puzzle metálico hasta formar el tablero. Cada dovela pesa unas 300 toneladas y tiene 20 metros de largo por 34 de ancho. En estos momentos restan unos cien metros para concluir la pieza central. Es decir, faltan por colocar unas seis dovelas para cerrar el tramo central atirantado

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El departamento de ingeniería reconoce que el puente de Cádiz son cuatro puentes en uno, ya que a lo largo de sus 5 kilómetros de longitud, desde el enlace del Río San Pedro hasta la misma orilla de Cádiz, el proyecto suma cuatro tramos de especial singularidad: viaducto de hormigón de acceso a Puerto Real, viaducto atirantado, tramo desmontable y viaducto de acceso a Cádiz. El puente en cuestión tiene una longitud de 3.092 metros si contamos como puente propiamente dicho su arranque en las inmediaciones de las naves de Dragados Offshore y su desembarco en la glorieta de El Corte Inglés. El viaducto cuenta con 34 pilas y dos torres centrales, de las cuales nueve pilas y un eje central se encuentran en mitad del mar.

En estos momentos la sección del tablero que viene del Río San Pedro en dirección a la pila 13, en el Bajo de la Cabezuela, se encuentra a pocos metros de conectar con la pila 15. Una legión de operarios trabaja en el encofrado y hormigonado de esta estructura.

En el lado contrario, en la orilla de Cádiz, Dragados ha colocado mediante el sistema de empuje un total de 581 metros de tablero entre la zapata y la pila nueve. Resta ahora la instalación entre las pilas 9 y 10 del tramo desmontable, es decir, la estructura que permitirá el paso de barcos que superen los 60 metros de altura algo que, de momento, parece remoto en la Bahía de Cádiz. No obstante, la instalación de un tramo desmontable en el diseño de Manterola fue una imposición negociada con Navantia. El futuro de los astilleros no podía estar condicionado a un puente que impidiera el tránsito de los megabuques.

El departamento de ingeniería tanto de Fomento como de la propia Dragados trabaja ahora en los remates, una vez que la estructura esté completa, algo que se prevé para la primavera de 2015. Será entonces el momento de acometer las pruebas de carga, la instalación de señales, la iluminación, las defensas y las balizas de protección. El color del puente será gris-hormigón, mientras que el tono de la ornamentación (barandillas y estructuras de tráfico) será azul. En cuanto a la velocidad irá de los 100 km/h en Río San Pedro a los 50 km/h a partir de mitad del puente para acceder a Cádiz con una pendiente del 5%.

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