Espectáculo de Manuel Liñán, durante el Festival de Jerez de 2012. :: L. V.
Sociedad

Manuel Liñán se hace 'Nómada' y recorre épocas del baile flamenco

David Coria presenta también en el Festival de Jerez 'Espiral' y el cante de Segundo Falcón clausura el ciclo 'Los conciertos de Palacio'

JEREZ. Actualizado: Guardar
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«Es un viaje colectivo ubicado en diferentes zonas geográficas que enmarcan el flamenco en diversos momentos y circunstancias personales». Esa es la idea de la que parte Manuel Liñán para dar forma a su 'Nómada', espectáculo que estrena esta noche en el Teatro Villamarta, uno de los escenarios del XVIII Festival de Jerez. No será la única presentación de la jornada, puesto que el joven bailaor David Coria hará lo propio en Sala Compañía con 'Espiral'. La tercera de las propuestas fija la atención en el cante de Segundo Falcón, que clausurará el ciclo 'Los conciertos de Palacio'.

Ese recorrido por la geografía y épocas del flamenco que plantea el bailaor granadino nace de una creencia: que el ser humano «sigue siendo nómada», según se explica en la sinopsis del espectáculo. Una trashumancia que no busca sólo el sustento, sino que atiende también a «necesidades emocionales». Y las emociones se interiorizan en la creación y salen al exterior poniéndolas en escena. Tal es el caso de Manuel Liñán.

La ruta geográfica y temporal de las emociones de Liñán comienza en 'Nómada' por la caña de las serranías, las soleares de Triana, los tanguillos y zapateados de la costa gaditana, rondeña y verdiales de tierras malagueñas y los fandangos de Huelva. Las alegrías se sitúan en Córdoba, mientras que en las faldas de Sierra Nevada, el viaje continúa por taranto, por un lado, y, por otro, la granaína. «El cante, el baile y la guitarra, ubicados según en qué lugares, aportan a este arte una pluralidad de estilos y conceptos que enriquecen y dan vida al flamenco», explica el bailaor.

Se trata de «un viaje colectivo» y, para ello, Liñán llega acompañado de artistas a los que les gusta indagar. En ese viaje hay un doble camino, el que marcan los territorios y el que recorre el interior de uno mismo porque el fin que se persigue es «conversar y ser comprendido». Esa ruta la recorre Liñán sintiéndose bailaor y coreógrafo, facetas que «me alimentan y complementan». Desde el punto de vista escénico, las sillas se convierten en el elemento que «nos llevan de un sitio a otro».

Se ha rodeado de un cuadro artístico que incluye tres bailaores -Adrián Santana y Jonhatan Miró, además del propio Liñán-, el mismo número de bailaoras -Anabel Moreno, Águeda Saavedra e Inmaculada Aranda-, a quienes acompañan el cante de Miguel Ortega, Miguel Lavi y David Carpio y las guitarras de Víctor Márquez 'El Tomate' y Fran Vinuesa. Ante los medios de comunicación, destacó la presencia del baile femenino, puesto que «tiene un lenguaje muy amplio y elementos muy interesantes como la bata de cola y el mantón».