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NUESTRA ARMAS, LA RAZÓN. NUESTRAS RAZONES, LA LEY

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La estupidez humana no tiene límites. La gilipollez no entiende de nacionalidades. La tontez es inherente al ser humano. La imbecilidad como estado o situación de la persona adquiere su máxima expresión en los nuevos eurotontos por antonomasia. Son cuatro. Lo siento por sus padres respectivos, que nada han tenido que ver en ese engendro intelectual pos concebido. Pero en absoluto lo siento, como una patada en donde más duele, por haber sido elegidos por el 80% de los electores catalanes que ejercen su derecho al voto. Estos no son muchos, ya que normalmente no llegan ni al 50%, todo un ejemplo de responsabilidad democrática. Es decir, representan al 33% de los potenciales votantes catalanes que votan. Absolutamente son pocos, relativamente no tan pocos. La población catalana, esa que vota a semejantes elementos, esa que ahora se preocupa de ponernos a todos los españoles en el brete del ojo del huracán en lo político, pero también en lo económico. Si no, les reto a que lean la prensa económica y averigüen la principal causa de desconfianza económica que se cierne sobre España, que no es otra que el gravísimo problema territorial español, que pone en peligro la asunción de las responsabilidades económicas contraídas por el Estado. Pero esa población otrora de un principado, antes de un condado, nunca de un reino, es la que pretende doblegarnos e hincarnos de rodilla. Población representada por algunos merecedores de muchos más adjetivos, que por razones de espacio los dejo de mencionar y por no ensuciar mi boca omito escribirlos, para luego no tener que releerlos. Así es la historia de España. La historia solo es inteligible desde la objetividad de los hechos. No sé lo que contará la historia fabricada en Cataluña, como apéndice necesario de la causa independentista. Exponente último y eslabón necesario del adoctrinamiento a la que se somete a su población.

Leyendo y releyendo la historia, retrotraigo los hechos a la época de los años veinte y hago las comparaciones precisas. Y concluyo que los hechos se repiten. Si no lean esto. Ciertos alemanes diseñaron la estrategia de la insurrección en un contexto de crisis económica y de valores importantes. Ahora muchos catalanes también. Los líderes alemanes consiguieron obtener creciente apoyo popular mediante la exaltación del pangermanismo, el antisemitismo y el anticomunismo, sirviéndose de la oratoria diseñada para enaltecer a las masas, apoyado por la eficiente propaganda del nacional-socialismo y las concentraciones de masas cargadas de simbolismo. Los catalanes también (aunque circunscrito, en este caso, al ámbito de lo antiespañol). El objetivo de esos alemanes era establecer un Nuevo Orden, el de la Alemania del nacional-socialismo de absoluta hegemonía en el continente europeo. Su política exterior e interior tenía el objetivo de apoderarse del llamado espacio vital para los pueblos germánicos. Promovió el rearme, sobre la base de un plan perfectamente preconcebido, provocan la Segunda Guerra Mundial. Para llevar a cabo todo ello no les importó violar el Tratado de Versalles, por el que se establecía el marco legal de convivencia pacífica dentro de Europa. Las similitudes son más que elocuentes. Los partidos nacionalistas catalanes exigen un orden nuevo, que no queda circunscrito a su territorio tal y como es conocido, sino que lo proyectan al pancatalanismo por ellos diseñado. Sus actitudes provocadoras hacia el resto de la población se suceden dentro de la estrategia prefijada, aunque ello suponga la violación flagrante de la Constitución.