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San Anton bendice el día de los animales

Medio millar de mascotas han ocupado el González Hontoria haciendo las delicias de niños y mayores

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Perros y caballos en tropel pero, sobre todo, muchísimas personas en el parque González Hontoria. Ésa fue la capacidad de convocatoria que, un año más, tuvo San Antón. No faltaron otras diversas especies animales con las que, como introdujo el padre Francisco Fuego en la bendición, «Dios llenó el cielo, la tierra y el mar», pero la mascota por excelencia y los equinos, como no podía ser de otro modo en Jerez, cobraron especial protagonismo. El resto lo pondría el sol de justicia que dio luz a un domingo verdaderamente bonito.

La agradable jornada vivida es una de las más firmes garantías, aun desde su aparente modestia frente a otras grandes celebraciones, programadas en un ciclo festivo anual tan generoso como el que contempla la ciudad. Y el día de ayer fue una espléndida muestra de ese disfrute familiar tan acorde a lo que ya nos tiene acostumbrados esta cita organizada por la delegación de Turismo, Cultura y Fiestas del Ayuntamiento jerezano. La combinación parque, sol, animales y niños –también mayores– volvió a funcionar.

Los pasodobles de la Banda Municipal fueron ambientando el Hontoria, tal y como estaba previsto, mientras las mascotas inscritas iban llegando y los niños participaban en el concurso de dibujo sobre los animales que estaban a punto de verse en el desfile que se organizaba en una nueva edición. Así, a mediodía, comparecerían los ‘teloneros’ de una parada distendida, jaranera y tan esperada para entonces: las tortugas ‘ninja’, cabezudos que ocuparían con desparpajo el circuito delimitado para la ocasión ante numerosas sillas para el público.

El aproximadamente medio millar de animales anunciado se alineó para recibir el agua bendita y componer casi una hora de desfile que abría el trenecito de González Byass trasladando a los niños propietarios de ciertas pequeñas mascotas. Dentro de sus vagones se adivinaban jaulas de pájaros y peceras que se daban la mano con algún erizo o serpiente, quizá los casos más raros de animales presentes ayer en el acto. Portado a la mano, una rapaz también hizo las delicias de las miles de personas congregadas en el parque.

Por detrás, la realidad imponía que los gustos siguen siendo verdaderamente clásicos a la hora de elegir mascota y que hasta los límites legales para tener en casa ciertas especies exóticas más vistas en otras ocasiones cribaron el contenido de San Antón 2012. Los perros, a centenares, fueron los verdaderos reyes dentro y fuera de unas filas en las que alguna cabra, una oveja con pendientes y algún roedor también pudieron verse para confirmar, en su excepcionalidad, que la mayoría canina tan solo tiene competencia en el caballo.