Un declive que empezó en la década de los 90

Jerez aún no se había recuperado totalmente de su particular crisis, la de las bodegas, cuando llegó el hachazo inmobiliario

Jerez Actualizado: Guardar
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No es la primera vez que alguien insiste en que la situación es peor en Jerez que en otras ciudades. La afirmación no responde al tópico del jerezano exagerado ni al victimismo, sino a una razón fundamentada en las hemerotecas. «El declive de Jerez empezó en realidad en los años 90, con la reestructuración del Marco», aseguró José Manuel Trillo desde Comisiones Obreras. Aunque desde entonces se han pasado épocas menos duras que la actual, lo cierto es que los índices económicos no se habían recuperado del todo cuando llegó el hachazo inmobiliario, la caída de Lehman Brothers, el euríbor, la prima de riesgo y demás familia. De ahí a que cada empleo que se pierde, cada contrato que no se renueva en cualquier empresa de la ciudad suponga un tropezón más del que es difícil levantarse.

La brusca caída de las ventas del vino de la Denominación de Origen y la acumulación de excedentes provocó una reestructuración del sector bodeguero sin precedentes a principios de los años 90. Atrás quedaron todas las ventajas sociales de los trabajadores de bodegas y en el 91 desapareció el conocido Montepío de San Ginés de la Jara. Huelgas constantes, manifestaciones multitudinarias, volcado de camiones e incluso envenenamiento de aljibes en algunas viñas marcaron unos años complicados para la ciudad y su entorno cercano. «Entonces se perdió el 70% del empleo en el sector bodeguero y empresas auxiliares, como los cartonajes, los tapones y las relacionadas con las artes gráficas. Fue en aquellos años cuando la fábrica de botellas pasó de tener sus tres hornos funcionando a uno», recordó Trillo.

«Aquella crisis de los años 90 todavía no se había cerrado del todo cuando ha llegado la recesión actual. Aún hay planes de reestructuración en las bodegas», explicó. En este sector que ha dado fama a la ciudad desde el siglo pasado, «solo queda con fuerza el 10% de lo que había, básicamente las firmas González Byass y Beam Global (antigua Domecq)», recapituló el sindicalista.

A esta situación hay que sumarle la incertidumbre que atosiga últimamente a los trabajadores de Nueva Rumasa, unos 400 solamente en el Marco de Jerez, debido a la venta a la empresa Back in Busines y a la presentación de un concurso de acreedores que amenaza con acabar con las bodegas más pequeñas de los Ruiz-Mateos hasta hace unos días. Poco antes de esto, en Garvey ya se encontraban inmersos en un proceso de Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) que la semana pasado ha empezado a aplicarse a buena parte de la plantilla del complejo bodeguero Bellavista.