Una asesora cultural sin nada que ocultar

Por encima de la boina de polución que cubre Madrid asoma la cabeza la concejalía de Cultura del Ayuntamiento. No por el cartel con mayúsculas que vaya a presentar, sino por quién está –o ha estado– detrás de éste. Cintia Martínez, de 25 años, antigua Miss Barcelona, exportada de ‘Interviú’ y presentadora de concursos nocturnos ‘call-tv’ trabajó en el departamento de Cultura de la Junta del distrito de Moncloa, que preside Álvaro Ballarín (PP), concejal del equipo de gobierno de Alberto Ruiz Gallardón. No fue un trabajo fijo, sino temporal y ya finalizado. La joven estuvo a sueldo de la Administración madrileña durante cuatro meses, de octubre a enero, tiempo durante el que trabajó como coordinadora de tres obras teatrales.

El asunto ha despertado cuanto menos curiosidad y también algunas críticas –los socialistas han denunciado «la lamentable» política de personal de Ballarín–. Dicen en el Ayuntamiento madrileño que ayer «no fue a trabajar», supuestamente porque el contrato ya ha finalizado, y Gallardón, cuestionado por este asunto, se excusó diciendo que no sabía nada. En la concejalía justificaron su contratación «por ser alumna de la prestigiosa escuela de teatro William Layton». Y no por nada más. «Cuando vas a una entrevista de trabajo no te preguntan si has salido desnuda en una portada de ‘Interviú’», zanjaron.

El curriculum de la chica se puede consultar en internet e indica que estudia interpretación –hizo de especialista en la película de Alex de la Iglesia ‘Balada triste de trompeta’ y ha hecho teatro, cortometrajes, publicidad...– y que habla castellano, catalán e inglés. Además, esquía y monta a caballo. Su cara resulta ligeramente popular por su trabajo en televisión. Está al frente de uno de los cuestionados ‘call-tv’ –ha presentado varios–. El que no siga el concurso tuvo ayer ocasión de ver alguno de los vídeos del programa en la red. En uno de ellos, Cinta se cubre el pecho entre risas mientras le dice a un tal Alex, que ha llamado supuestamente para concursar: ‘¡Déjame mis tetas!’. ‘Me quitan el hipo’, insiste él y pide al cámara que muestre «una toma completa» de la chica. Y el cámara se la ofrece.