vuelta de hoja

El dinero de los otros

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En un penúltimo ataque de honradez, el PSOE quiere hacer públicos los bienes de los parlamentarios y de sus familias. Cuando gobierne el PP hará lo mismo, ya que entre sastres no se cobran las hechuras. Todo hace suponer que estamos volviendo a una España galdosiana, más o menos rotativa, pero igualmente mareante. Se trata de eliminar los sistemas de pensiones, pero si ellos lo llegan a saber se hubieran dedicado a otra cosa. Aguantaron las largas jornadas de aburrimiento cortesano porque sabían que después de las sesiones les esperaba un retiro no menos plácido. Muchos políticos se hubieran dedicado a otras cosas, a condición de que esas cosas les hubieran interesado más que la política. Debemos preocuparnos por su porvenir, ya que no todos nos aseguran el nuestro.

Si se elimina o se restringe su sistema de pensiones se verán obligados a ocupar el puesto que tenían anteriormente y eso es muy difícil porque no lo tenían o porque no les gustaba tenerlo. Los desertores de la pizarra se sienten aterrados por volver a la más honrosa de las profesiones y vez de enseñar al que no sabe prefieren seguir engañando al que no ha aprendido de la misa la media.

Va a ser un lío muy gordo publicar los bienes de los parlamentarios y de sus familias. Van a tener que inventarse una herencia de su tía Matilde, que antes de ser más pobre que las ratas, era una rata, aunque bastante cariñosa. Una de las ventajas de los pobres es que no tienen que justificar su infortunio. Los que se han enriquecido prometiendo que nos íbamos a librar de él tienen que presentar pruebas. Al parecer no es dificultoso conseguirlas. ¿Qué tenía usted antes de dedicarse a que los españoles tuvieran más? Esa es la gran pregunta, pero la respuesta es el silencio administrativo. No queda nada por administrar. Con nuestro dinero se lo coman.