manuel alcántara

Remitan fondos

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Creo haber descubierto el origen de la cruzada contra los móviles. Que Dios me perdone por la falta de modestia y a ellos la falta de vergüenza. El gasto de teléfonos portátiles por cuenta ajena se ha disparado en España, pero siempre aciertan con los mismos. Hay políticos que son todo oídos. ¿Cómo es posible que en este país tan pequeño, situado en los arrabales de una galaxia suburbana, exista tanta gente con un deseo tan imperioso de comunicarse? El número de terminales móviles del Estado nos sale a sus involuntarios contribuyentes por un pico, ya que los que llaman no suelen cerrar el suyo antes de haber largado una amplísima parrafada. Se cuentan por los móviles casi todo lo que tratan de ocultar en el Parlamento y el coste de esas confidencias ha alcanzado los 105 millones de euros. A los charlatanes quizá les entre por una oreja y les salga por la otra, pero, repito, a nosotros nos sale por un pico.

Estamos midiendo mal el derroche, lo que es especialmente grave cuando se nos predica la austeridad y la urgencia de recapitalizar las Cajas de Ahorro, que no siempre han sido de Pandora, para convertirlas en bancos, que siempre han venido siendo de piedra. ¿Qué está pasando en España? Que nadie se lo pregunte porque le pueden responder airadamente que lo que nos pasa es lo que nos tenía que pasar. Aquí se está tambaleando todo menos las convicciones de los que viven de ellas. Abandonarlas supone para los adictos de uno y otro bando que les excluyan y hasta ahí podían llegar. La lealtad es la nómina y los abundantes tarugos que viven de su adscripción a un ideario del que no tienen la menor idea clara se aferran a sus privilegios. Siguen yendo en coche mientras sube la gasolina. «Emitan fondos», suplican por sus móviles. Lo más curioso es que nunca estén comunicando esos maravillosos aparatitos. Siempre contesta otro cómplice.