Fitur aún respira

Dicen los expertos en turismo que Fitur, como la feria internacional del turismo de Madrid, tiene aún su sentido. Pero los mismos especialistas aseguran que estuvo a punto de perderlo con la bonanza económica de finales de los noventa. En aquel momento fue tal la euforia que se desató entorno a esta muestra, que no deja de ser un encuentro profesional para comprar y vender productos, que se desvirtuó su fin. Pero la crisis también tiene su aspecto positivo, y es que vuelve a canalizar los desmadres. Este año se han visto menos políticos que nunca en Ifema, y los que han ido, lo han hecho con las horas contadas (aprovechando billetes de tren y restando noches de hotel). Los profesionales también son menos. Sobre todo, si miramos cuatro años atrás. Pero siguen estando. De hecho, el mensaje de la organización de Fitur, presidida por el máximo responsable de Iberia, Antonio Vázquez, es que están recuperando a los profesionales. La cadena hotelera Barceló ha vuelto después de varios años de ausencia, por ejemplo. Pero no nos engañemos, en Ifema había huecos por vender, los expositores son más baratos que nunca y el alquiler de los espacios cuesta justo la mitad que hace cinco años. Las citas folclóricas, presentaciones políticas y actos institucionales tienen serias dificultades para conseguir público. Ya no hay presupuesto para pagar el billete a agregados y simpatizantes y los propios periodistas tampoco estamos por la labor de repetir los mismos discursos vacíos año tras año, Fitur tras Fitur. En esta feria no se generan datos, ni negocios. Y los técnicos sabe que lo que hay que hacer es subirse ya, aunque sea tarde, al carro de las nuevas tecnologías. Por cierto, están arrasando en la propia programación de Fitur los encuentros de "blogueros"y las "quedadas" de usuarios de portales de información turística. Las viejas glorias del turismo están a punto de jubilarse. En los próximos años veremos los resultados de estos cambios. Y, sin duda, será interesante presenciarlos.