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El exempleado de la UCA acusado de traficar en el Aulario Simón Bolivar dice que la droga era para él y sus hermanos

Cádiz Actualizado: Guardar
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La Audiencia Provincial de Cádiz ha juzgado hoy a un exempleado de la Universidad -D. P.- acusado de traficar supuestamente con droga desde la vivienda que la UCA le había cedido en el aulario Simón Bolívar, en Cádiz. Junto a él se sentaban en el banquillo dos hermanos -J. P. y J. J. P-, a los que se detuvo también por el mismo delito en octubre de 2008 tras encontrar 48 gramos de cocaína en la vivienda. También se hallaron tres balanzas de precisión, varios gramos de manitol -un producto químico usado para el corte de cocaína- y 20.900 euros en metálico.

Sin embargo, los tres acusados aseguraron que el dinero era una herencia de un abuelo, el manitol era una medicina de la madre y la droga era para consumo propio, ya que los tres tenían problemas de adicción. "Yo me metía diez gramos todos los días", explicaba J. P, que convivía temporalmente con D. P. en la casa de la UCA. Es más, según ellos, D. P. era quien compraba la droga y la suministraba en dosis a sus hermanos, para "que no se mataran con una sobredosis".

La detención tuvo lugar en octubre de 2008. Meses antes, la Policía Local había detenido a dos jóvenes con una papelina de droga y uno de ellos reconoció que había comprado la droga a J. J. P. (curiosamente, al único hermano que no vivía en Simón Bolívar). A partir de ahí comenzó una investigación y seguimiento de los acusados, que acabó con el arresto de los tres y el registro domiciliario. Este joven confidente, sin embargo, cambió esta mañana su declaración en el juicio, al que acudió como testigo protegido, tras un biombo, con el rostro tapado y con una capucha, aunque paradójicamente, todo el mundo conocía su nombre.

Una vez en la sala, esta persona sorprendió a todos al reconocer que "no conocía de nada" a los hermanos, que nunca había estado en la vivienda de la UCA y que ni siquiera recordaba haber dado los nombres a la Policía y al juez de instrucción: "Quizá estaba drogado", se excusó. Su testimonio estuvo plagado de otras muchas contradicciones. Según dijo, él sólo acompañaba al otro joven con el que fue sorprendido por la policía: curiosamente, primo de los acusados.

Lo más contradictorio es que uno de los hermanos acusados (el exempleado de la UCA) había reconocido poco antes que sí conocía al testigo protegido y admitió que éste había ido a su casa, pero no para comprar droga, sino para vendérsela.