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Los trabajadores acusan al encargado de la obra de beber cervezas en el tajo

El hijo y el sobrino del fallecido detallan con contundencia las nulas medidas de seguridad que soportaban a diario en el andamio

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La segunda jornada del juicio por el accidente mortal de la calle San Roque de Cádiz estuvo marcado por el testimonio del hijo y el sobrino de Jesús Mera, el obrero que perdió la vida en 2007 al caerse desde una altura de 10 metros mientras trabajaba en la construcción de un techo. Ambas declaraciones, sosegadas pero no exentas de duras aseveraciones, son la piedra angular de las acusaciones porque provienen de dos obreros que compartían tareas con el finado. En el caso del sobrino de Jesús Mera, fue la persona que estuvo más cerca de él cuando se precipitó contra el suelo.

Los dos confirmaron una por una las irregularidades en materia de seguridad que soportaba la cuadrilla; unas deficiencias que a estas alturas del procedimiento nadie cuestiona, incluidos los cinco acusados, cuya estrategia se basa en eludir responsabilidades. Además de la falta de una red que contuviera cualquier caída o que los peones realizaran trabajos en altura sin sujeciones, estos trabajadores fueron más lejos y ratificaron lo dicho ya en instrucción y adelantado por este medio en octubre de 2007, que el encargado de la obra, Juan F. R, solía beber cervezas en el tajo. Entre cinco o seis al día llegó a declarar uno de los testigos. El hijo de Jesús Mera incluso reconoció que él mismo acudía a una tienda cercana a comprarle la bebida.

Un vídeo de prueba

Esta notable irregularidad también fue apuntada por una vecina, que ha sido clave en este procedimiento. Se trata de la mujer que llegó a grabar un vídeo sobre las condiciones de la obra y que denunció ante la Inspección de Trabajo meses antes de que se produjera el accidente mortal. Esta vecina aseguró ayer que vio al encargado en más de una ocasión con síntomas de embriaguez al final de la mañana.

Juan F. R. era el único de los cinco acusados que aún no había testificado en el juicio. Ayer negó tener ese nivel de responsabilidad en la obra y sostuvo que era un oficial de albañilería más. Sobre las medidas de seguridad se limitó a decir que él procuraba adoptarlas cuando se subía a un andamio.

En esa línea de improvisación también se situaron otros tres trabajadores, que con menos contundencia, también dejaron entrever que los peones se protegían sin cumplir un plan específico sino a su libre albedrío.

Tanto el sobrino como el hijo del fallecido negaron que el promotor de la obra no tuviera conocimiento de cómo se estaba desarrollando ésta, tal y como afirmó el primer día del juicio. Aseguraron que visitaba regularmente la finca en reforma y que estaba al corriente de cómo se estaban ejecutando los trabajos.