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Redes Sociales

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Asistimos en los últimos años a ciertas descompensaciones en la influencia de los agentes clásicos de socialización sobre la población adolescente y juvenil. Si bien la capacidad y la fuerza de integración social que muestran la familia y el colegio en la primera socialización durante la infancia siguen siendo bastante notables, no ocurre lo mismo en las siguientes etapas vitales. Es característico de la socialización secundaria el proceso de interiorización de diferentes realidades parciales que el adolescente irá adquiriendo abiertamente a través de otros agentes sociales más diluidos, y que le mostrarán la distribución social del conocimiento. En Sociología siempre se hablaba de la interacción física con las otras personas que constituían el grupo de iguales, amigos o compañeros, las diversas asociaciones y las que aparecían en los medios de comunicación.

Pero en los tiempos actuales, y a modo de tercera socialización , han irrumpido con gran impacto las nuevas redes sociales de las tecnologías de la comunicación. Esta socialización virtual de largo alcance ha potenciado un gazpacho comunicativo en el que todo el mundo vierte continuos ingredientes pero escasamente elaborados. Según Umberto Eco, antes de Internet la cultura ejercía una función de filtro que determinaba lo que nos parecía más importante pero ahora esa valoración queda anulada. Es cierto que la información queda más al alcance de todos (es un decir) y que disponemos de ella de manera inmediata; se ha hecho más horizontal y se ha ido democratizando alejando el academicismo y relativizando la tradición clásica.

Desde los chats, los blogs y el Messenger hasta las redes más extendidas como Facebook, Tuenti, MySpace o YouTube, se han ido abriendo una multitud de espacios virtuales de comunicación en los que transitan a diario durante varias horas muchos de nuestros adolescentes. Algo más del 80% de adolescentes y jóvenes se relacionan a través de webs de redes sociales en las que muchos llegan a contactar con cierta frecuencia con más de cien personas. Diversos estudios afirman nuestra limitación biopsíquica para tener más de uno 150 amigos a lo largo de nuestra vida, pero ésa no parece existir para los jóvenes usuarios de estas redes. Las redes sociales virtuales tienen sus ventajas y beneficios evidentes pero también sus inconvenientes. Si nos detenemos en estos últimos, al margen de ciertos atisbos de fragmentación sociocultural, podemos apuntar algunas inadaptaciones más psíquicas: exceso de información imposible de digerir y falta de tiempo, aumento de las reuniones exclusivamente virtuales y aislamiento físico, trivialización de la amistad, exhibicionismo e idealización de nuestra personalidad, irrupción de personas con autoestima desequilibrada, pérdida de la individualidad o individualidad estandarizada, divulgación de información muy personal. Estar conectados no es lo mismo que estar comunicados. Sería deseable el uso de esas redes en el seno de una comunicación humana que refuerce el encuentro respetuoso y empático con las demás personas.